50
275.098 nuevos alumnos, lo que significaba un incremento
de 13,5%
1
. Este acelerado ritmo de crecimiento en las
matrículas es observable desde el inicio del gobierno de Frei
Montalva (1964) y se extiende hasta 1973. Esta situación
significó aumentar las construcciones escolares, reclutar o
formar nuevos educadores, ampliar el equipamiento, etc
2
.
Sin embargo, pese a los programas de reforma y a las
orientaciones político-educativas que dominaron el período,
el notable incremento que experimentaron todos los niveles
del sistema educativo no siempre tuvo como respuesta la
construcción de más y mejores “lugares para la educación”
3
.
En muchos casos, la escuela de masas sólo pudo atender la
alta demanda a base de una sobreutilización de la capacidad
física instalada y/o de la disposición de soluciones de
“emergencia” cuya vida útil, en algunos casos, fue más
extensa de lo que se hubiese querido.
  La reforma educativa impulsada por el gobierno de Frei
Montalva (1964 – 1970) se impuso como tareas prioritarias
el aumento de la cobertura educacional y la formación del
profesorado necesario para esa nueva población escolar
4
.
Era preciso, pues, una gran campaña de construcciones
escolares – liderada desde el Estado – para concretizar la
ansiada democratización en el acceso
5
. El censo de 1964
1.Núñez, I. (1990a),
Reformas educacionales e identidad de los docentes,
1960 – 1973
, PIIE, Santiago.
2.Núñez, I. (1990b),
La descentralización y las reformas educacionales en
Chile, 1940 – 1973
, PIIE – Academia de Humanismo Cristiano, Santiago.
3.La expresión es del arquitecto León Rodríguez en “Lugares para la
educación” (Primera Parte),
CA/ Revista oficial del Colegio de Arquitectos
de Chile
, 20, mayo 1978.
4.Osandón, L. (2007),
El cambio educativo desde el aula, la comunidad y
la familia (1930 – 1970)
, Universidad Academia de Humanismo Cristiano,
Santiago.
5.Según cifras utilizadas por Iván Núñez la matrícula de educación básica
para el período 1964-1970 se elevó en 35,4 %. Ver Núñez, I. (1990a), Op.
Cit.
había determinado que 186.106 niños chilenos estaban al
margen de la educación primaria. En medio de los anhelos
de reforma y a la luz de cifras como la anterior nace la
Comisión Técnica Nacional del Plan Nacional de Edificación
Escolar. En su informe a las autoridades, la Comisión realiza
las siguientes sugerencias:
“(…) en un país de economía precaria como el nuestro,
todos los recintos del edificio debían ser utilizados
plenamente (…) Esto significa un cambio en cuanto
al concepto tradicional de “aula-curso” es decir la
sala de clases como sede exclusiva de cada curso, es
reemplazada por el uso rotativo de las aulas (…)”
6
.
  Un entusiasmo inicial en el profesorado y una
espectacularidad en los discursos públicos marcaron la
primera etapa de la masificación de la escuela en el nivel
básico. La idea instalada en el sentido común del período
nos habla de la “creación de miles de escuelas” y de niveles
de cobertura cercanos al 100%
7
. El historiador Iván Núñez
ha señalado que existe consenso respecto de los logros en
expansión cuantitativa así como también en la modernización
y mejoramiento cualitativo conseguido por la reforma
8
. Sin
embargo, no fue un proceso exento de dificultades o que
careciera de tropiezos en su implementación. De hecho,
algunas voces críticas consideraron que el proceso de
modernización de la infraestructura escolar, desde 1965,
obedeció más bien a una “campaña demagógica” basada
en un eslogan (“matrícula para todos”) con la consiguiente
construcción de espacios escolares muy deficitarios
(“escuelas callampa”) donde niños y profesorado de sectores
6.Revista Auca, n° 19, 1970, p. 50.
7.Osandón, L. (2007), Op. Cit., p. 191.
8.El promedio de construcción de infraestructura escolar para el sexenio
1964-1970 es de 273.000 m2 anuales. Hacia 1970 el déficit de aulas se
había reducido en un 25% respecto de 1964, pese al mencionado incremento
en la matrícula de alumnos. Ver Núñez, I. (1990a), Op. Cit., p. 125.
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