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como lo proponía Durkheim
18
. Esta construcción ideal de
un docente hegemónico frente a sus alumnos, dotado de
conocimiento, se resquebraja. Resulta interesante comparar
este fenómeno con la metáfora del apóstol presente en el
imaginario de los profesores, dado que son precisamente
estos aspectos los que los docentes más resienten, incluso
más que muchos de los procesos y fenómenos actuales. Es
precisamente la pérdida de sus identidades como apóstoles,
la desacralización de su autoridad moral y de su profesión
lo que los pone en jaque en términos de autopercepción.
Los profesores, al constatar en variadas oportunidades que
alguna vez fueron concebidos como guías de la sociedad,
lo que hacen es enjuiciar valorativamente la discusión de la
pérdida de identidad y, con esto, la ausencia de una posición
reconocida y valorada dentro de la sociedad.
  En los momentos en que la escuela se encontraba
alineada con lo que la sociedad le solicitaba, los profesores
se desarrollaban dentro de la escuela en una posición
destacada y prestigiosa, dado que este alineamiento
generaba ciertos matices de prestigio social, porque la
sociedad le reconocía a la institución el cumplimiento de los
deberes. Uno de los hechos más claros que se asocia a lo
propuesto es la creación de la identidad nacional en Chile.
Iván Núñez
19
y Beatrice Avalos
20
lo retratan en las revisiones
históricas donde posicionan a la escuela como una
formadora de identidad nacional. Este caso es esclarecedor,
dado que es precisamente la sociedad la que necesitaba
de la escuela para la formación de ciudadanos con una
identidad nacional clara. Las sociedades se encontraban
en proceso de creación de los estados nacionales, contexto
en el cual los profesores adquieren gran relevancia, al ser
18.Durkheim, E. (1979),
Educación y sociología
, Editorial Linotipo, Bogotá.
19.Núñez, I. (2004), Op. Cit.
20.Ávalos, B. (2002),
Profesores para Chile: historia de un proyecto
.
Ministerio de educación, Santiago.
los encargados de inculcar a los estudiantes los valores y
normas que ayudarían a la formación de culturas identitarias
definidas que aportarían al sustento de dichos estados.
  Resulta clave comprender que el prestigio social
de las profesiones es una construcción social, que se
encuentra dada por determinados momentos y situaciones,
por lo tanto, no es deber ni posibilidad de los docentes la
realización de acciones que ayuden a modificar su prestigio
social. Lo interesante es entender que los docentes se
encuentran en un nuevo lugar y espacio social, esto es,
que los profesores no deben ser observados como una
vieja categoría social, sino que deben ser posicionados en
este nuevo eje de conflictos y tensiones, reconocer que se
encuentran en el desacople entre escuela y sociedad y sólo
desde allí dar cuenta su situación actual, incorporándolos
en las discusiones sobre sus experiencias.
  Estos fenómenos no se pueden entender separados ni
de forma estática, dado que se encuentran en constante
movimiento e interacción. Por lo tanto, resulta relevante
entender que existen líneas que se cruzan en estos análisis,
puesto que la pérdida de una autoridad moral, como diría
Durkheim
21
, se encuentra potenciada por fenómenos
sociales más complejos que no sólo son atribuibles a los
docentes.
8.Bibliografía
Ávalos, B (2002),
Profesores para Chile: historia de un proyecto
,
Ministerio de Educación, Santiago.
Díaz, A e Inclán, C. (2001), “El docente en las reformas educativas:
sujeto o ejecutor de proyectos ajenos”, en
Revista Iberoamericana
de Educación
, n°25.
21.Durkheim, É. (1979),
Educación y sociología
, Editorial Linotipo, Bogotá.
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