261
social, histórica y cultural, sin que existan papeles sexuales
o roles de género inscritos en la naturaleza humana, siendo
el género por tanto un efecto performativo.
  Incorporar esta perspectiva nos permitiría, a juicio
de Pedroza
6
, revisar prácticas y formas de ver la vida, así
como ser parte de una escuela más activa que contrarreste
el efecto segregativo que regenera la escuela, como
reflejo de la imagen de la cultura en la sociedad. A su vez,
posibilitaría evitar efectos de interacción diferencial en
nuestras prácticas discursivas con niños y niñas en el aula,
a fin de que generemos expectativas previas frente a las
posibilidades de desarrollo de nuestros y nuestras alumnos
y alumnas.
  Relevar la presencia de la perspectiva de género en
nuestra formación significa también asumir las sugerencias
de diversos acuerdos y convenios internacionales
7
suscritos
por Chile, además de una serie de estudios que señalan
que “una de las tareas más importantes parece ser la
educación de los profesores y las profesoras en torno a
temas de género”
8
, en ámbitos como el lenguaje utilizado,
discursivos del «sexo»,
Paidós, Buenos Aires.
6.Pedroza, N. (2007), Op. Cit.
7.Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación
contra la Mujer, CEDAW, 1997; Conferencia Mundial sobre la Mujer, Beijing,
1995: Programa de Acción Regional y sus Objetivos del Milenio; Conferencia
Mundial sobre Educación para Todos, Jomtien, 1990 y el Marco de acción
para satisfacer las Necesidades Básicas de Aprendizaje; Educación Para
Todos, Amman, 1996; Foro Mundial sobre Educación para todos, Dakar,
2000; Programa de Acción Regional para las mujeres de América Latina y el
Caribe PAR 1995 – 2000 y el Plan de Igualdad de Oportunidades en Chile
1990 – 2000 y 2000 – 2010.
8.Sernam (2009),
Análisis de género en el aula
, documento de trabajo
N°117, realizado por encargo del Departamento de Estudios y Capacitación
del Servicio Nacional de la Mujer y el Centro de Medición MIDE UC de la
Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Edición
de María Paz Causa Vera, Santiago.
los espacios brindados a los géneros, nuestras expectativas
frente a ellos y la revisión de los elementos e imágenes que
usamos como material de apoyo.
  En este contexto, me parece que las posibilidades de
innovar incorporando una perspectiva de género y otras
temáticas de interés, se ven entrampadas por los efectos
de la aplicación de la prueba Inicia, en tanto ha contribuido
a configurar un discurso que impide las innovaciones.
  El programa Inicia, declara como objetivo la
“transformación de las instituciones, currículos y prácticas
involucrados en la formación inicial docente, en la búsqueda
de asegurar y fortalecer la calidad profesional de los
egresados de pedagogía a nivel nacional”
9
e incluye, entre
otras áreas, la aplicación de una prueba de egreso a los
estudiantes de pedagogía, acerca de sus conocimientos y
competencias.
  Sin embargo, los efectos de este programa son bastante
cuestionables, en tanto el bajo nivel de resultados la ha
hecho transitar de ser una prueba diagnóstica de carácter
voluntario, a una de carácter obligatorio y habilitante; de
resultados que serían entregados a los decanos de las
facultades de educación para mejorar sus programas, a
información pública y peligroso ranking, que un conjunto de
universidades comienzan a usar como recurso publicitario;
y de un diagnóstico de la formación inicial, a universidades
obligadas a reforzar su currículum de formación con talleres
voluntarios u obligatorios generando efectos de elección
y posibilidad en las presentes y futuras innovaciones al
currículum de las instituciones formadoras.
  La evaluación estandarizada Inicia genera, por tanto,
un discurso público en base a elementos tales como:
9.Programa Inicia, 2011. Sitio web
., www.
evaluacioninicia.cl
1...,251,252,253,254,255,256,257,258,259,260 262,263,264,265,266,267,268