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  Un tercer aspecto que los jóvenes participantes
encuentran positivo de las clases de reescolarización es
que
les sirve para distraerse. Les permite cambiar de
estado de ánimo
, sobre todo cuando andan con lo que
ellos denominan “la volá” o el “sicoseo”, una mezcla de rabia
y angustia acompañada por el constante cuestionamiento y
hastío de estar encerrado y privado de libertad.
  Un cuarto elemento que los jóvenes recalcan como
positivo es
el vínculo que se establece
. Por un lado,
señalan que el lazo que se ha instaurado con los profesores
y las profesoras está caracterizado por la cercanía, el
respeto y la consideración por el otro, siendo valorados
en tanto sujetos legítimos, sin cuestionar la razón del por
qué están donde están. Como ejemplo, destacan el hecho
que los profesores y las profesoras les entreguen consejos
para que cambien su modo de vida y retomen sus estudios;
les otorguen el espacio de confianza para la conversación
sobre diferentes temas, donde muchas veces encuentran
la posibilidad de compartir sus asuntos o dificultades
personales; y los respeten sin importar su origen o la razón
que los tiene encerrados:
“Acá siempre, dentro de la casa el profe nos respeta a
nosotros, a pesar de que sabe que somos ladrones y
todo”. (Joven, casa 4).
 Por otro lado, los jóvenes reconocen que entre sí también
se vinculan de un modo diferente
-por lo menos al interior
del aula- ya que tiende a predominar el respeto entre ellos,
como compañeros, y con los profesores y las profesoras. En
este sentido, tratan de autorregularse entre ellos cuando hay
alguno que hace mucho desorden e intentan escucharse
cuando hablan:
“Igual te enseñan sus principios, que hay que tener
respeto cuando un compañero habla, que hay que
escucharlo. De repente con eso no estái ni ahí, pero
sabís que adentro de la sala tenís que hacerlo, por último
igual es bueno”. (Joven, casa 3).
  Un último elemento positivo que los jóvenes rescatan
del Programa de Reescolarización es que les abre
la
posibilidad de avanzar con sus estudios
mientras están
privados de libertad. Y si al momento de salir al medio libre
deciden cambiar su forma de ganarse la vida y retomarlos,
van a tener menos dificultades para ponerse al día y no van
a estar tan atrasados.
6.2.Vínculo con los y las profesores/as
  En términos generales, manifiestan que existe una
relación de respeto, fundada en el reconocimiento de un
conjunto de características positivas que encuentran en
los profesores y las profesoras, sobre todo en el trato
que éstos últimos y éstas últimas tienen con ellos. En
efecto, y como ya se mencionó, los jóvenes señalan
sentirse estimados y cómodos con la forma que tienen los
profesores y las profesoras de vincularse con ellos, en tanto
son tratados como sujetos “normales”, de igual a igual, sin
ser discriminados ni estigmatizados por estar privados de
libertad:
“O sea, por lo menos yo no le falto el respeto al profe, porque
él tiene harta paciencia, el profe es sencillo y no le importa
llevarse bien con nosotros porque es como normal estar con
nosotros, no nos mira como sujetos que le podríamos pegar,
nos mira igual que a él no más po”. (Joven, casa 2).
  En segundo lugar, valoran la enorme paciencia que
tienen los profesores y las profesoras con ellos y la buena
disposición para enseñarles, puesto que da cuenta de
su motivación principal: que los jóvenes aprendan. Lo
anterior se refleja, según los entrevistados, en el tiempo
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