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y comprensión pero, al mismo tiempo, poder saber qué
información y cuáles habilidades son relevantes en un
contexto específico dado. La visión de la persona como un
sujeto activo es transferida por Freire a la educación en su
esencia de dialoguicidad. La educación es, para él, diálogo
y comunicación, lo que también es un aspecto central en
la pedagogía social, que ha centrado su práctica en el
espacio del mundo social exterior a la institución escolar, en
el ámbito de niñez y juventud en situación de vulnerabilidad.
Desde esa óptica trata “los problemas socioculturales en
su vertiente educativa, facultando la comunicación entre los
individuos y los grupos, impulsando la participación de los
mismos y utilizando metodologías activas, al mismo tiempo
que asume una trayectoria convergente con el problema del
cambio y la transformación social”
7
.
 La psicoeducación se ha desarrollado como disciplina a
partir de las experiencias de intervención con personas en
dificultad de adaptación, enriquecida con conocimientos
de la psicología, la educación, la sociología y la biología.
Gilles Gendreau, sicólogo canadiense, ha contribuido
significativamente al desarrollo de esta disciplina. La base
de la psicoeducación es un conjunto de valores humanistas
como el reconocimiento de la dignidad del ser humano, la
esperanza, el amor y la integridad, así como el compromiso
social con el mejoramiento de las condiciones de vida de las
personas en situación de vulnerabilidad. De este enfoque
rescatamos los esquemas relacionales, es decir, las formas
de actuar del educador en relación al sujeto de atención,
que debe contemplar la consideración, la disponibilidad,
la seguridad, la confianza, la congruencia y la empatía. En
el trabajo de Reescolarización con los jóvenes privados de
libertad, damos especial importancia al aspecto emocional
y afectivo del proceso de aprendizaje, una visión que se
7.Ayerbe Etxeberría, P. (1995), “Algunos problemas profesionales en la
Educación Social”, en
Revista Claves de Educación Social
, Año 1, Vol. 0,
España.
ve reflejada tanto en los trabajos de Paulo Freire como de
Humberto Maturana y de Gilles Gendreau. Para Maturana,
las emociones están a la base de todo hacer; de este modo,
las acciones están siempre fundadas en una emoción,
“(…) no existe una acción humana sin una emoción que la
funde como tal y la haga posible como acto”
8
, por lo que
dependiendo de la emoción en que la persona se encuentre,
podrá realizar un tipo de acciones y no otro. Según Maturana,
el amor es la emoción que funda lo social: “Lo central en la
convivencia humana es el amor, las acciones que constituyen
al otro como legítimo otro en la realización del ser social que
vive en la aceptación y respeto por sí mismo tanto como en
la aceptación y respeto por el otro”
9
.
  Para trabajar con jóvenes privados de libertad
rescatamos también la Metodología Interaccional Integrativa
(MII), elaborada por Nolfa Ibañez de la Universidad
Metropolitana de las Ciencias y la Educación, que se
desarrolló como una alternativa a la práctica tradicional
pedagógica. Los principios de la MII son la consideración
del estudiante como un todo, que los procesos cognitivos no
pueden considerarse por separado según se trate de una u
otra asignatura, que se debe dar énfasis al establecimiento de
relaciones, a la acción conjunta y a la reflexión, al respeto por
el contexto sociocultural en el que está inmerso el proceso
de aprendizaje y a la consideración de materiales didácticos
simples como medio para facilitar el descubrimiento de los
contenidos. Los objetivos principales de la MII son favorecer
la disposición hacia los aprendizajes escolares y aumentar
la autoestima y la seguridad en el estudiante, lo que conlleva
una mayor autonomía en las actividades de aprendizaje.
8.Humberto M. (1990),
Emociones y lenguaje en educación y política
,
Editorial Hachette, Santiago, p. 20.
9.Ibíd., p. 29.
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