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escolar, aunque en el pasado estas prácticas no se
conocían ni se realizaban. Esto indica que su influencia
sobre las personas de la comunidad, le permite incluso
modificar elementos de la propia cultura, lo que tendría
su justificación en la validación que ha logrado en la
población indígena. Este hecho, desde la perspectiva de los
kimches
, es deseable de lograr con efectividad, ya que es
fundamental para que las nuevas generaciones interactúen
efectivamente con el mundo occidental, sin dejar de lado
su propia identidad sociocultural. En este sentido, también
se evidencia que hay un proceso de reapropiación de la
propia cultura a través de la educación escolar, con el fin
de evitar la total pérdida de la identidad y del conocimiento
mapuche, asociado a saberes y prácticas socioculturales
vigentes. De este modo, las prácticas que se visualizan
como elementos que permiten vitalizar el conocimiento
propio son: visitarse entre parientes, las prácticas socio
religiosas, el conocimiento sobre el parentesco, el territorio,
la historia local, la producción artesanal.
  Así, lo antes expuesto deja de manifiesto la distancia
epistemológica existente entre el conocimiento mapuche y
el escolar, lo que plantea el desafío de generar instancias
de acercamiento. La participación colaborativa entre la
familia, la escuela y la comunidad, se observa como una
estrategia posible para propiciar la educación intercultural
basada en la relación de saberes. Esto permitiría disminuir
progresivamente la distancia entre la lógica del conocimiento
mapuche y el escolar en la enseñanza de las ciencias. El
objetivo es contextualizar la enseñanza y el aprendizaje
de las ciencias, a base de la aplicación de principios
de enseñanza y aprendizaje fundados en la lógica del
conocimiento mapuche en protocolos de experimentación
científica en aula. Algunos de los principios que sustentan
la enseñanza y el aprendizaje mapuche son: 1) Mirar
y observar lo que se quiere aprender; 2) Escuchar la
enseñanza de consejos o de conversaciones con respecto
a las características, procedimientos, naturaleza de los
saberes vernáculos; 3) El conocimiento y reconocimientos
de recursos naturales, las capacidades de las personas para
identificar, clasificar y categorizar elementos, en una relación
de respeto y armonía con el medio natural y espiritual; 4)
La capacidad de desarrollar la obediencia y el respeto se
relaciona con actividades que permiten al sujeto aprender,
conversar y desarrollar el pensamiento, la memoria acerca
de los diferentes procesos, como un saber y conocimiento
educativo internalizado para el transcurso de la vida; y 5)
La enseñanza y el aprendizaje de adultos y ancianos como
base de la acción educativa familiar que mantiene vivo y
vigente los saberes y conocimientos a través de la oralidad
en
mapunzugun
. Entonces, sugerimos la incorporación de
los
kimches
(sabios) como mediadores para la enseñanza
de la ciencia con respecto a la identificación, clasificación
y categorización sobre los vegetales. Además, generar la
relación de saberes en historia, geografía y ciencias sociales,
para estudiar y comprender la territorialidad, los sucesos
del medio natural y los modos éticos de relacionarse con el
medio natural y social. Estas acciones educativas permitirían
una revaloración de los métodos de construcción del
conocimiento mapuche y su aplicación en los protocolos
experimentales de las ciencias. De este modo, se enriquecen
las habilidades del pensamiento científico y la valoración
‘del otro como un legítimo otro’ en estudiantes mapuches
y no mapuches, que de algún modo están implicados en la
construcción de un diálogo intercultural.
6.Bibliografía
Alsina, M. (1999),
Comunicación intercultural
, Anthropos Editorial,
Barcelona.
Ardoino, J. (2005),
Complejidad y formación. Pensar la educación
desde una mirada epistemológica
, Novedades Educativas, Buenos
Aires.
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