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elitización y reproducción social en la educación superior,
de la cual la Universidad de Chile forma parte, se procederá
a revisar uno de sus aspectos propiamente ideológicos. Esto
último sólo se logra abordando las injusticias que propicia
la Universidad más allá de los tecnicismos que fundamentan
el proceso de selección, aproximándose en cambio hacia
sus repercusiones en el plano de los sentidos comunes,
entendiendo de este modo los principios que orientan,
legitiman y encubren la exclusión y la elitización.
  El motivo para llevar a cabo esta investigación en la
Universidad de Chile, además de que coincide con el
entorno inmediato de los estudiantes y académicos a cargo
de ella,, es que los datos muestran que se trata de una de
las universidades con mayor presencia de los quintiles más
acomodados, constituyendo un buen ejemplo de lo que
Brunner
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denominó Universidades de Alta Selectividad (o
Universidades Burbuja, según laUNESCO). Adicionalmente,
cabe considerar que de sus conclusiones se pueden extraer
estrategias que permitan generar cambios en dichas políticas
de acceso, en un ambiente social marcado por las masivas
movilizaciones del año 2011 y de la entrada en escena de
diferentes propuestas que apuntan a democratizar el acceso
a la educación superior, como lo es el sistema propedéutico
de la UNESCO, los “cupos de equidad” en sus diversos
formatos, instalados en la Universidad de Chile, entre otras
que apuntan a una crítica a nivel más técnico, sin tocar
el trasfondo del problema en tanto mantiene los mismos
principios que, como se verá, relegan a la educación superior
fuera del conjunto de derechos sociales.
2.Antecedentes y coordenadas conceptuales
  Desde las reformas educacionales llevadas a cabo en
2.Brunner, J. J. (2007),
Mercados universitarios: el nuevo escenario de la
educación superior
, Ediciones Universidad Diego Portales,
1981, se puede hablar en Chile de la conformación de un
mercado universitario, caracterizado por una importante
masificación de la matrícula de la mano de instituciones
privadas, que no lograron revertir la tendencia a la
concentración del acceso en los sectores más acomodados.
Con la prolongación de las lógicas elitistas, basadas en
las teorías del capital humano que propugnaban que la
educación es una inversión rentable y que, por ende, debe
ser pagada por las familias, se genera una desigualdad en
el acceso a las universidades que se manifiesta en una
doble faz: por un lado, una exclusión total de la posibilidad
de ingresar a la educación universitaria para la mayoría
de la población y, por otro lado, quienes logran ingresar
se enfrentan a una fuerte segmentación interna, pudiendo
acceder a una mejor o peor institución (y por ende, a
mejores o peores niveles de conocimiento y condiciones
laborales futuras) según su nivel socioeconómico. A partir
de esta segmentación, algunos autores como Brunner
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han
propuesto una diferenciación entre las instituciones según
sus niveles de selectividad, lo que está relacionado a su vez
con las diferencias de prestigio. La lógica sería que, en el
contexto del mercado universitario, las universidades más
selectivas buscan controlar la expansión de su matrícula a
través de mecanismos de cierre como la definición de altos
puntajes PSU de corte, mientras las de menor selectividad
deben, en cambio, buscar estrategias para captar más
estudiantes.
  Cuando el sistema se aborda desde este enfoque, cabe
preguntarse cómo puede mantenerse incólume durante
tantos años. Para acercarse a una respuesta, es insoslayable
considerar los aspectos ideológicos en los que descansa.
Uno de estos aspectos más interesantes es sin duda la
ideología meritocrática, que rodea casi cualquier discusión
acerca de la justicia en la educación. Por meritocracia puede
3.Brunner, J. J. (2007), Op. Cit.
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