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promoción de propuestas formales para la educación en
Derechos Humanos, las cuales resultan ideologizantes en
cuanto relevan una memoria victimal, y parciales, en cuanto
fundamentaron su accionar en el llamado “realismo político”.
Es por esto que adscribimos nuestra propuesta de taller en el
ámbito de la educación no formal; sin embargo, nos parece
que igualmente podría tornar más productivo el trabajo de
una institución pública como el Museo de la Memoria y los
Derechos Humanos.
  Ahora bien, tanto desde lo formal como desde lo
alternativo, se ha realizado una importante exposición y
difusión de lo ocurrido en dictadura y después de ella, así
como también se ha iniciado un proceso de reelaboración de
la memoria traumática, que busca develar las dimensiones
del trauma social, contribuir en el trabajo de duelo, tanto
individual como colectivo, ejercer justicia desde el plano
simbólico y redefinir los conceptos que constituyen nuestra
democracia. Buscando participar en este debate y situadas
en el escenario que mencionamos, es que elaboramos una
propuesta de taller dirigido a niños, que funciona en base
a la pedagogía de la memoria y poéticas de la memoria
traumática.
4.1.¿Por qué literatura?
  Ahora bien, la idea que inspira este proyecto es que
la literatura, en tanto elemento cultural y práctica artística,
devieneespacioprivilegiadoparadar cuentade las relaciones
entre lo privado y lo público, propiciando así el desarrollo de
íntimas susceptibilidades que transitan desde lo subjetivo
hacia lo social, e igualmente hacen el movimiento inverso,
estableciendo en ese recorrido diversas representaciones
imaginarias y simbólicas en torno a la realidad, que luego
definen espectros discursivos fundamentales como son las
políticas educacionales, culturales y de diversa índole, en el
contexto de nuestras democracias transicionales.
Pensando en el caso específico que aquí nos planteamos,
es decir, abordar la problemática del cómo transmitir las
experiencias del horror a los niños, tenemos que, frente al
vacío metafórico de los textos testimoniales, la literatura
ofrece un espacio develador de riquísimas subjetividades
que, a su vez, iluminan el análisis de la debacle de los
cuerpos y los símbolos que ha tenido lugar en nuestros
países a partir de las recientes dictaduras. Entendemos que
estos espacios en los cuales se despliega la subjetividad y
su vinculación con lo social, son un sitio privilegiado para
observar los diversos tipos de violencia que se han ido
instalando en nuestros imaginarios en el tránsito desde
la dictadura a la posdictadura. En este punto, entonces,
creemos que la literatura es un terreno que favorece,
promueve y posibilita una profunda reflexión en torno a los
aparatos simbólicos que sostienen los actuales modelos
políticos y económicos en los países del Cono Sur.
  En este sentido, la literatura y, en particular, el
lenguaje poético, nos permite el tratamiento de conceptos
problemáticos y difíciles de abordar desde otras formas
discursivas, en la medida en que los elabora a partir de
múltiples ángulos y perspectivas, trabajando desde los
pliegues de los discursos oficiales, articulando puntos de
fuga, espacios sinuosos y oblicuos que ayudan a definir
diversos matices y abren el espectro de discusión, reflexión
y análisis que dichas nociones pueden evocar. Esto resulta
interesante sobre todo a la hora de buscar introducirse en
relatoshistórico-políticosenpermanentepugna interpretativa
en torno a las lecturas del pasado que los constituyen.
4.2.Lectura infantil y poéticas de la memoria
traumática
  Ahora bien, es compleja la tarea de leer las narraciones
a la luz de un marco específico tal, dado que en muchos
casos, incluso los mismos autores no saben que están
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