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  La autora acude al concepto de
trabajo
para abordar
el concepto de memoria, pues entiende su ejercicio como
un “rasgo distintivo de la condición humana [que] pone a
la persona y a la sociedad en un lugar activo y productivo.
Uno es agente de transformación, y en el proceso se
transforma a sí mismo y al mundo”
3
. Es interesantísimo,
también considerar una ventaja más del trabajo elaborativo,
advertida por Jelin, quien, a su vez, hace alusión a LaCapra
y señala: “la persona trata de ganar una distancia crítica
sobre un problema y distinguir entre pasado, presente y
futuro […] Puede haber otras posibilidades, pero es a través
de la elaboración que se adquiere la posibilidad de ser un
agente ético y político”
4
. Entonces, tenemos que otro rasgo
del concepto de memoria que utilizaremos para pensar la
problemática y postular una propuesta de taller, es que la
memoria tiene invariablemente una dimensión colectiva que
está por sobre la dimensión individual. Ahora bien, surge
un nuevo conflicto a la hora en que se entiendan estas
memorias como entidades independientes de los individuos.
Sin embargo, Jelin resuelve este conflicto interpretándolas
como “memorias compartidas, superpuestas, producto de
interacciones múltiples, encuadradas en marcos sociales y
en relaciones de poder”
5
. Agrega que lo colectivo de las
memorias es precisamente el entretejido de tradiciones
y memorias individuales, dialogantes y en estado de flujo
constante con cualquier tipo de estructura social surgida de
códigos culturales compartidos.
  Partiendo de esta base, el impulso crítico que
cristalizamos en la presente propuesta metodológica se
postula como un ejercicio de pedagogía de la memoria.
3.Jelin, E. (2002),
Los trabajos de la memoria
, Siglo XXI de España Editores,
Madrid, p. 14.
4.Ibíd., p. 15.
5.Ibíd., p. 22.
  El fundamento de una pedagogía de la memoria lo
da, en primerísima instancia, el mandato ético-político
que posee la memoria. Hablamos de una vocación y una
práctica que se desenvuelve en el ámbito educacional
y se constituye a partir del diálogo y el intercambio de
“experiencias, conocimientos, emociones y sensibilidades
que nos trasmitirán los y las estudiantes al confrontarse
con la memoria [además de] recurrir a las reflexiones que
otros y otras, antes que nosotros, han hecho al respecto”
6
.
-De este modo, tratamos con un concepto de memoria que
se caracteriza por su dinamismo, su potencial creativo y su
contenido estrictamente subjetivo; así, lo que interesa es
el significado que un suceso tuvo para un sujeto particular
y no especialmente el hecho objetivo. Resulta sumamente
interesante, en esta aproximación a la noción que opera
tras una iniciativa como la que revisamos, destacar que
se trabaja con una memoria que no se agota en el rescate
del significado en el contexto individual y exclusivo del
testigo que rememora y testimonia, sino que se extiende
también a la recepción, invitando a abrirse a la experiencia
y
“dejarse afectar”.
En este sentido es que nos permitimos
realizar un análisis que pone énfasis en el tránsito que va
desde el recuerdo subjetivo hacia un relato que contiene
marcas textuales dispuestas a ser tensionadas y derivar
en múltiples lecturas; es decir, operar como ‘imágenes-
gatillos’, evocadoras de recuerdos y a la vez materia prima de
creación. En este juego es donde buscamos ir presentando
y elaborando los conceptos a trabajar.
  Por otra parte, la memoria que aquí tenemos, se opone
a un concepto de historia en el cual el sujeto no se relaciona
con el pasado de manera existencial y emotiva. Desde este
punto de partida, la pedagogía de la memoria buscará
elaborar registros personales, plenos de emociones de
diversa índole y atentos a los trasfondos valóricos de cada
6.Toledo, M. I. y Magendzo, A. (2009),
Visita a un lugar de memoria. Guía
para el trabajo en derechos humanos
, Ediciones LOM, Santiago de Chile.
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