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En el gobierno de Lagos la cohesión de la Concertación pareciera resquebrajarse.
Da la impresión que la Democracia Cristiana no logra recuperarse del cambio de
signo del liderazgo concertacionista. Sinceramente, no me parece sorprendente:
mal que mal Hormazábal en su texto sólo concibe el apoyo de la izquierda a
Tomic, nunca a la inversa…
La Concertación tiene por delante grandes desafíos, y en esto coincido con
Hormazábal. Por eso el debate sincero y respetuoso son necesarios. Pienso que
la coalición tiene que hacer cuentas con el desinterés que ha provocado en
amplios sectores de jóvenes. La inmensa mayoría no se inscribe, no vota. Esta
es una cuestión mayor, pero no he visto reaccionar a la Concertación.
Sigo pensando que es deseable que en Chile gobiernen los sectores que se
reconocen en la tradición cristiana o laica popular y democrática, aquellos que no
consiguieron entendimiento y se enfrentaron entre 1970 y 1973. En términos
políticos una alianza de centroizquierda. Pero con un proyecto nuevo. Y para
configurarlo, la Concertación debiera abrirse a un diálogo respetuoso y amplio
con sectores críticos: jóvenes que no votan, sindicalistas, movimientos sociales e
identitarios diversos, organizaciones y partidos que no están en la Concertación
pero que impulsan cambios en una dirección progresista. La Concertación
debiera abrirse a la sociedad, a todas sus expresiones dignas. Abrirse a un
diálogo. En el diálogo se pueden construir acuerdos específicos, políticos o
electorales, se pueden establecer lazos de cooperación, incluso dentro de las
diferencias. ¿Por qué no dialogar con la Fuerza Social, o con el Partido
Comunista, o con La Surda? Entiendo que ninguna de estas fuerzas aplaude a la
Concertación ni pretende incorporarse a ella, pero no me parece improbable que
la Concertación pueda asumir con sinceridad algunos de sus planteamientos y
establecer una relación.
Pero no estoy seguro que la Concertación sea capaz de instalar este diálogo,
enfrentar la crítica, responderla, argumentar, reconocer errores y corregir,
buscar puntos en que se pueda concordar. Por ahora no pareciera estar en la
lógica de la Concertación, que insiste en ser autosuficiente y en girar en torno a
cada partido individualmente y al gobierno como su eje principal y a veces
único. ¡Hay también una sociedad que es importante!
Para justificarse la Concertación parece refugiarse en la idea que la política hoy
se hace mediante consensos. Siempre, en último término, la política se basa en
consensos, por último en el consenso sobre las reglas de la democracia. No
aborrezco los consensos como tales. En un país dividido por su historia, como
Chile, han sido necesarios por momentos y lo seguirán siendo. El tema para mí
es cómo se hacen. Si se trata de construir consensos en el ámbito del 10% que
influye efectivamente en dirigir Chile, creo que son consensos poco
democráticos, sin duda insuficientes. Si se trata de construir consensos
considerando de preferencia el punto de vista de un sector, me parecen
consensos poco representativos. Si simplemente se trata de construir consensos
con la derecha, eso me suena más parecido a un entendimiento Concertación-
derecha, pero no a lo que entiendo como un consenso de país.
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