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con tendencias escolares, donde se leen textos y se hacen interpretaciones
bíblicas de Marx y se pone exagerada atención en procesos que han ocurrido en
otras realidades.
La oposición tenía una punta de lanza fascista en Patria y Libertad, contaba con
el viejo partido de los propietarios, el Partido Nacional, y con un partido ubicado
al centro, naturalmente con sectores internos, la Democracia Cristiana. En la
oposición lo que se produjo fue un encadenamiento que unió segmentos muy
distintos. La derecha captó muy tempranamente que necesitaba usar a Patria y
Libertad de espolón y que debía maximizar su influencia sobre la Democracia
Cristiana. Hubo entonces una verdadera batalla por la Democracia Cristiana. La
derecha la libró con habilidad, sabiendo que ganarla era un requisito para poner
término al gobierno de la Unidad Popular. La Unidad Popular no se condujo,
pienso, con la misma habilidad. En este aspecto Hormázabal es unilateral, pone
un fuerte acento en los errores de la Unidad Popular pero, como ya señalé, poco
dice sobre las relaciones de la DC con la derecha.
Los empresarios estaban detrás del Partido Nacional y de Patria y Libertad.
Como actores del proceso hay que destacar también a los gremios, más
identificados con sectores de clase media. El paro de octubre de 1972 tuvo como
principales protagonistas a los gremios. Los partidos planificaron en el pizarrón,
pero los que ejecutaron el paro de octubre fueron los actores sociales. Eran la
asociación de camioneros, los empresarios de transporte, en fin, las diversas
ramas empresariales.
Las Fuerzas Armadas fueron obviamente un actor central y a él me referiré más
adelante.
El sindicalismo tenía una fuerza significativa y estuvo alineado junto a Allende.
Pero surgieron otras formas de organización social que suscitaron discusiones y
debates. Me refiero a los llamados “cordones industriales”. Eran agrupaciones de
dirigentes sindicales y sociales de un territorio que combinaban dirección sindical
con organismos barriales y con Juntas de Abastecimientos y de Precios (las JAP,
que distribuían los alimentos cuando se produjo escasez. Los cordones se
formaron en las grandes concentraciones industriales.
Ningún actor permaneció inerme. Todos se activaron simultáneamente y,
además, “arriba” y “abajo”. Una dimensión ineludible para cualquier análisis es la
relación entre el abajo y el arriba. Los cordones industriales se enfrentaron con
la central sindical y con los partidos, porque aspiraban a tener más autonomía.
Se produjo así una demanda desde abajo, hacia la dirección del proceso, hacia
Allende, por ir más lejos, por ir más allá. La gente de base quería ir más allá y
pugnaba para que las direcciones políticas, las autoridades de gobierno, el
Presidente de la República, tuvieran una actitud que fuera más allá todavía de lo
que realizaba el Gobierno. Y quería poner ritmos, otros ritmos, al proceso.
Algunos sectores se convierten en verdaderos “campos de disputa”. Uno es el
Partido Socialista. En el PS, disputaba Allende, el MIR, la revolución cubana que
quería hacer valer opiniones, el PC. que quería legítimamente influir.
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