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TRANSAR PARA AVANZAR
PATRICIO HALES DIB
DIPUTADO por segundo período, Arquitecto de libre ejercicio, fue SecretarioGeneral
de la Fech hasta el 11 de septiembre de 1973,Presidente de la Facultad de
Arquitectura de la U. De Chile, Profesor de Urbanismo y Empresario de la
construcción. Durante la dictadura vivió en Chile, fundando y participando en
diversas organizaciones políticas y sociales. Militó en el PC, y participó activamente
en la etapa de clandestinidad de ese partido. Durante la etapa dictatorial se
desempeñó un tiempo como vocero público del PC en Chile, organización en la
dirigió la disidencia en “las formas de lucha”.Ingresó posteriormente al PPD, partido
del cual fue Secretario General y donde ha integrado su Comisión Política.Ha sido
Vicepresidente de la Cámara de Diputados, de la Comisión de Vivienda y Urbanismo
y se desempaña actualmente como Presidente de la Comisión de Obras Pública.
MIENTRAS Chile y el mundo buscan con ansiedad las señales de rutas
actualizadas, para por los desafíos de los gigantescos cambios del mundo presente,
el debate planteado por Ricardo Hormazábal sólo tiene sentido si lo revisamos para
afirmar que necesitamos “un cierto pesimismo de la inteligencia que llama a la
prudencia en los objetivos que se quiere lograr”(Ottone -Pizarro, Fondo de Cultura
Económica).
Me intereso en Hormazábal respecto a la DC y Allende solo bajo la condición de
no dejarme anclar en la nostalgia de la recopilación histórica del “téngase presente”
de su texto. Quiero recordar hacia el futuro. Nuestros sueños de entonces eran
ansiosos y globalizantes. Hoy día no. Solo quiero que seamos arriesgadamente
razonables, que tengamos la audacia de ser cuidadosos, “La osadía de la prudencia”
diría Ottone. Que busquemos gobernar haciéndonos cargo apenas de lo que nos
corresponde en el Estado democrático, de un universo que nos evidencia la
necesidad de modestia de nuestro puesto en la existencia.
Hoy ya no escribimos para el destino de la humanidad y ojalá apenas intentemos
entender el presente para poder proponer la política.
Teníamos una estantería capaz de dar
respuesta a todos los fenómenos de la humanidad, desde su origen como materia y conciencia, hasta su
prometido final feliz. Queríamos ir más allá de Allende , en doctrina y en la práctica política profetizando
con Marx que, instalada la sociedad comunista “ el respeto mutuo se haría una habitualidad” ,y como me
apoderé de Anatole France diciendo que “en el socialismo los ríos serían de limonada”, sin reconocer
entre nosotros mismos que, independientes de lo que pensara Allende, llevábamos en la carpeta una
propuesta de modelo político que ,a pesar de ser no democrático, paradojalmente pretendíamos que fuese
capaz de lograr una armonía social de bienestar que culminaría en la hermandad de los hombres y la
desaparición natural del Estado.
No distinguíamos entre nuestros buenos deseos de amor por la humanidad, que
permanecen, propios de una postura teleológica para el sentido de la vida, de las
propuestas de objetivos y las fórmulas políticas democráticas posibles para
gobernar en democracia, adecuadas para alcanzar el bienestar, para que orientaran
nuestro papel y que afirmaran nuestros principios de igualdad y libertad.
Miro ese pasado siguiendo ahora a Ottone como piloto de mi ruta presente, que
pareciera responder, escribiendo el año 2003(Ibíd.) a nuestras ampulosas
pretensiones con que debatíamos de modo estéril y trágico con la Democracia
Cristiana hace treinta años : “La felicidad y el amor en las relaciones humanas están
ligados a avatares más individuales y psicológicos que a la acción de las políticas
públicas o de la política
tout-court ,
y cuando han sido transformados en objetivos
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