95
El asunto es a mi juicio, que lo primero era definir el verdadero carácter del
Gobierno Popular, si bien es cierto, existía el discurso de “Avanzar al Socialismo”,
este Gobierno no era socialista. Fue un gobierno que acometió profundas reformas
estructurales en la perspectiva de un camino de desarrollo independiente, o sea de
liberarse de la dependencia de la gran potencia imperialista de los Estados Unidos
de Norteamérica. Fue un gobierno popular, democrático y revolucionario, en otras
palabras, fue un gobierno inspirado en los análisis de la CEPAL; anticapitalista, de
sustitución de importaciones y de desarrollo de la industria nacional que ya había
comenzado el gobierno de Pedro Aguirre Cerda en 1938. El Programa de Allende fue
más allá, nacionalizando las riquezas fundamentales para Chile y ampliando la
Reforma Agraria que impulsó el gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva. Era
este gobierno, desde su primera fase el que precisaba de una amplia mayoría
institucional, social y política, para llevar a cabo su Programa y cumplir los tres
requisitos señalados por Radomiro Tomic. O sea, que el avance hacia el socialismo
estaba relacionado estrictamente con el éxito o el fracaso del gobierno de Allende.
Para nosotros el socialismo es consustancial a la democracia, son categorías
vinculantes, por definición no podrá existir socialismo sin democracia. De acuerdo a
la realidad política de ese entonces, a las correlaciones de fuerzas, pienso que era
inviable sostener el Gobierno Popular sólo con la coalición gobernante, se hacía
necesario conquistar nuevas alianzas políticas institucionales y extender al máximo
el apoyo social. La Democracia Cristiana debía haber apoyado, si era consecuente
con el Programa de Tomic, el gobierno de la Unidad Popular. Con relación a las
modalidades clásicas a las que se refiere Radomiro Tomic, debemos tomar en
cuenta las especificidades de cada proceso y de cada país; éstas no pueden
imponerse, no pueden copiarse, en esta materia los voluntarismos, los
fundamentalismos se transforman en creencias y en una suerte de mitología
política. Cada proceso de profundas reformas sociales, cada revolución es única e
irrepetible. Esto de ninguna manera significa invalidar por ejemplo, la Revolución
Francesa de 1789 y la Revolución Socialista de Octubre de 1917, inspiradas y
llevadas a cabo por las ideas de grandes pensadores que se decidieron a cambiar el
mundo. Podríamos concluir que todo lo que se pueda construir hacia delante deberá
ser pluralista, conservando los partidos y las organizaciones sociales sus perfiles
propios, sus programas y su idiosincrasia política y social. Lo que se requiere hoy,
es contar con las destrezas de saber unir, de conformar alianzas por objetivos
democráticos, de cambios generales o parciales, a mi entender, este es uno de los
desafíos de la primera década del siglo XXI.
Tanto en el libro de Luis Corvalán “El Gobierno de Salvador Allende”, como en el
libro que estamos comentando, se sostiene que el Presidente Allende no habría
ejercido a plenitud las facultades que le otorgaban las leyes que defendían y
resguardaban el estado de derecho. Allende, al contrario de otros gobiernos de
nuestra historia que en nombre de este mismo estado de derecho, descargaron la
represión, feroces masacres, instalaron campos de concentración para acallar la voz
y las demandas del pueblo chileno, no recurrió nunca a la represión como lo hicieron
esos gobiernos llamados “democráticos” Allende debería haber impuesto todo el
1...,85,86,87,88,89,90,91,92,93,94 96,97,98,99,100,101,102,103,104,105,...111