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izquierda había dos componentes: la Unidad Popular y el MIR. Este último no
estaba en la Unidad Popular, pero fue importante porque si bien no tenía fuerza
electoral tenía implantación entre los jóvenes, los pobladores y los campesinos.
El MIR planteaba una línea y un método que eran contrarios a lo que postulaba
la Unidad Popular. Dentro de la Unidad Popular el Partido Comunista era una
gran fuerza disciplinada que tenía políticas claramente definidas y compartidas
por todos sus integrantes. Sus criterios políticos más moderados coincidían en
gran medida con los del Presidente. Era, sin embargo, como el conjunto de la
izquierda, prisionero de una fuerte adhesión a esquemas teóricos muy rígidos,
construidos en los debates doctrinarios del movimiento marxista internacional y
nacional y nunca estuvo en disposición de aceptar la tesis de Allende de que el
socialismo podía construirse sin dictadura del proletariado, como señala
Hormazábal. Hubo lo que hace veinte años denominé una inadecuación entre los
actores y el proyecto. Por una parte el Partido Comunista, siendo un partido que
compartía el planteamiento allendista, seguía sosteniendo, en teoría, que
aspiraba a establecer la dictadura del proletariado. Era entonces contradictorio,
en cierto sentido, el planteo de un desarrollo democrático hacia el socialismo y el
proponer como horizonte la dictadura del proletariado, aunque se dijera que la
dictadura del proletariado era una forma de democracia. El hecho era que todos
entendían, más allá de la voluntad del Partido Comunista, que la dictadura del
proletariado era, en realidad, la supresión de los demás partidos que no fueran
el partido único, y que eso había ocurrido en Rusia y, de modo parecido, en los
demás países de Europa del este.
En el Partido Socialista había quienes tenían posiciones muy similares a las del
Partido Comunista y había quienes tenían posiciones más parecidas a las del
MIR. Con todo, el grueso del socialismo era sinceramente “allendista”. El PS
expresaba en su interior, desde su origen como partido, distintas vertientes
marxistas y socialdemócratas. Al Partido Socialista habían confluido el
anarcosindicalismo y los socialistas libertarios, y también los trotskistas
escindidos del PC en los años treinta. El Partido Socialista se supone que debe
ser un crisol, pero a veces no logra generar efectivamente una síntesis
integradora. De esta manera, una corriente influyente del Partido Socialista
sostenía una postura que también desconfiaba de la llamada vía chilena al
socialismo, por ser una vía pacífica. Allende admitía que la revolución de la
Unidad Popular era un proceso que podía requerir violencia, pero era una
violencia defensiva: “contra la violencia reaccionaria la violencia revolucionaria”.
El hecho es que un sector muy importante en el Partido Socialista creía en la
inevitabilidad de un enfrentamiento. La historia pareciera darle razón, pero hay
que admitir que pudo tratarse también de un trabajo inconsciente para cumplir
sus propias profecías.
Había otro gran actor en la izquierda: Allende y el allendismo. Allende
representaba algo ciertamente distinto al PC, distinto de su propio partido y,
obviamente, de los otros grupos, socialdemócratas o de origen cristiano, que
pertenecían a la UP. Hizo 4 campañas presidenciales planteando la unidad de los
trabajadores. En su práctica, en sus expresiones teóricas, en algunos de sus
textos, Allende formula implícitamente una gran crítica de la izquierda chilena.
Allende, casi siempre sin decirlo directamente, está criticando a estos partidos
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