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CAPÍTULO VII: LA JDC FRENTE A LA DECISIÓN DEL CONGRESO PLENO Y
LAS OPCIONES DE ALLENDE
En un documento de septiembre del 70, emitido poco después de la elección del 4
de ese mes, la JDC afirmó: “Ni nuestra vocación por el socialismo comunitario ni
nuestra vocación democrática nos autorizan de manera alguna para votar por
Alessandri. Sin duda quien se levantó en la reciente campaña presidencial para
detener la Reforma Agraria, para defender los intereses de los grandes capitalistas,
nacionales y extranjeros, quien representa a los asesinos de nuestro gran camarada
Hernán Mery, no es el que puede recibir nuestro respaldo. Ni siquiera la cuchufleta
de que votando por Alessandri, éste renunciaría para apoyar después a un DC, tuvo
aceptación mayoritaria en el partido. Los que trataron de jugarla, se encontraron
con la inmensa mayoría del PDC dispuesto a todo para impedir la consumación de la
traición que eso representaba. Y esto porque Tomic, Frei, Leihgton, la Juventud, la
absoluta mayoría de la DC, entendimos que la mejor manera de destruir la
democracia es liquidar la fe del pueblo en ella. Allende ganó por un estrecho
margen, es cierto, pero en elecciones limpias e inobjetables, que fueron dirigidas
por militantes de la DC, los que en los difíciles momentos fueron capaces de acatar
el veredicto popular. La decisión de la DC permitió evitar a Chile un enfrentamiento
violento, quizá una guerra civil. Desgraciadamente no fue suficiente para impedir el
vil asesinato del general mártir, René Schneider. Los sectores ultra de la derecha
estaban y están dispuestos a todo para defender sus injustos privilegios”.
Mas adelante decía: “Cuando muchas voces interesadas se alzan para acusarnos de
los desaciertos del Gobierno de la UP, nuestra respuesta firme y categórica es “en
iguales circunstancias lo volveríamos a hacer”. Porque nadie tiene derecho a
engañarse ni a engañar a nadie. Nuestros votos no significaron un certificado de
buena conducta para Allende, ni mucho menos. Ellos se dieron como prueba de
respeto a la voluntad popular y sólo después de la aprobación del Estatuto de
Garantías Democráticas por el Congreso Pleno. Este logro de la DC para todos los
chilenos es representativo de la patriótica y digna actitud del partido. Por lo demás,
al exigir el estatuto, nunca dijimos que era suficiente para resguardar los
procedimientos democráticos. Sostuvimos que dichas garantías no servían de nada
si no iban acompañadas de una permanente actitud vigilante en los frentes sociales
y políticos.” Este documento fue preparado por los dirigentes de la JDC de la época,
cuyos principales integrantes se fueron a la Izquierda Cristiana en julio del 71.
Una Nueva Equivocación de Allende
Es bueno recordar que, ya en el Gobierno, Salvador Allende demostró, una vez más,
lo equivocado que estaba. Dando una entrevista a Regis Debray, intelectual francés
vinculado a la ultra izquierda, publicada en la revista del MIR, Punto Final el 16 de
marzo de 1971, dijo sobre el Estatuto de Garantías: “Un sector del PDC, con uno de
sus líderes a la cabeza, Radomiro Tomic, llegó a la conclusión de que si ese partido
no entregaba los votos de sus senadores y diputados para producir una mayoría que
reconociera nuestro triunfo, Chile iría a la guerra civil. Ese sector propuso entonces
que se reconociera la victoria de la UP a cambio de un Estatuto de Garantías. Por un
lado dijeron que nosotros, teñidos por la ideología de la clase revolucionaria,
provocamos terror, pero al mismo tiempo agregaron que no podían ser
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