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me sentí orgulloso de la actitud de mis camaradas, y me siento más orgulloso
mientras más aprendo de las presiones que entonces se ejercieron. En la época en
que algunos celebraban todo del Ché Guevara, se aplaudía una de sus consignas:
“Ningún general resiste un cañonazo de 100 mil dólares”. Por antecedentes
publicados, Viaux y Camilo Valenzuela, entre otros, habrían recibido sólo 50 mil. El
hecho histórico innegable es que los parlamentarios de la Democracia Cristiana
actuaron con dignidad.
La DC no pidió que le perdonaran los créditos pedidos para la campaña, cargos
diplomáticos u otras prebendas. Sólo exigió la aprobación de reformas
constitucionales que ayudaran a mantener el curso democrático. Había otros que
decían que la mejor manera de garantizar ese rumbo era entrar al Gobierno. Aún
recuerdo, aunque no tengo el texto, una carta de Edmundo Pérez Zujovic, Ministro
del Interior del Gobierno de Frei, asesinado brutalmente por extremistas de
izquierda un 8 de junio de 1971, enviada a Luis Hernández Parker, periodista
político de nota, que escribía en la Revista Ercilla. Allí, Pérez decía que eran falsas
las informaciones recogidas por el periodista que lo ubicaban en la posición de no
votar por Allende. Él era partidario de entrar al Gobierno, lo que sería más eficiente
y positivo para Chile. Adolfo Zaldívar recordó en una entrevista a
El Mercurio
del 7
de septiembre de 2003 la posición de Edmundo Pérez Zujovic, camarada que tenía
mucha confianza en Adolfo. Yo me encontraba entre los que no estaba convencido
de eso y creía que era preferible votar por Allende, aclarando cuestiones centrales,
y luego usar nuestra fuerza parlamentaria para colaborar en la profundización
democrática de los cambios. Pero más importante que nuestras posiciones era la
actitud de Allende y la coalición ganadora. Jamás pensaron en incorporar a la DC al
Gobierno.
La Junta Nacional que Acuerda Apoyar a Allende
Recuerdo la Junta Nacional en que se tomó la resolución final. El clima era difícil.
Patricio Aylwin, quien integró la Comisión Negociadora con la UP, apareció pidiendo
más tiempo. Pensé que era una concesión suya hacia aquellos sectores que no
estaban por votar por Allende. Pero la Junta, con cerca de los dos tercios, aprobó lo
realizado por la Comisión, el acuerdo suscrito y la histórica decisión de votar por
Allende. Era tal el ambiente, que muchos participaban en la redacción de un voto.
Rafael Moreno llegó más temprano y presentó un texto, que se conoció como “el
voto Moreno”, que proponía votar por Allende.
Yo estaba de pie, en la última fila del salón de actos del partido. Tenía entonces 24
años. Salté celebrando el resultado de la votación. De pronto, vi pedir la palabra a
un señor de edad, que estaba en la Testera del acto, lo que marcaba su
importancia. Me imaginé lo peor. Pensé que ese antiguo dirigente hablaría contra el
acuerdo. La tensión se elevó cuando le dieron la palabra. Al escribir estas líneas,
vuelve a mi memoria la escena. Una sala repleta, mucho nervio y de pronto, se
impone la figura de este orador. Con voz entera, llena, potente, acompañando con
su cuerpo la fuerza de sus palabras, afirmó sentirse orgulloso de haber presenciado
este debate y de la decisión tomada por el partido. Era, dijo, y lamento no poder
citar sus palabras textuales, una demostración más de la calidad humana de sus
integrantes, de la fuerza de sus ideas y de su gran cariño por Chile. Nos invitó a no
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