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vacilo en calificarlo como un proceso deformado que sirve a los enemigos de la
causa revolucionaria.”
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A pesar de todas las experiencias pasadas, algunos personajes que actuaron en esa
forma perseveran en sus mismas equivocadas propuestas. El profesor Gabriel
Salazar, autor de diversas publicaciones sobre historia de Chile, volvió a reiterar en
una charla dada en el mes de septiembre del 2003 en el INAP, que una de las
causas del golpe militar es no haberle hecho caso a esa Asamblea del Pueblo.
El Segundo Modelo y la Posición de la DC
Como no es mi objetivo hacer un análisis completo del período, quiero recapitular
opiniones entregadas en distintas etapas y que ayudarán a entender el marco
histórico, los hechos que se desarrollaban y la posición de los DC.
Uno de los mejores discursos de Allende fue el que leyó en la sesión del Congreso
Pleno del 21 de mayo de 1971. Allí habló del segundo modelo y realizó un diseño de
su programa. Recuérdese que su visión de noviembre del 70, respecto a buscar
plebiscitos, y que su promesa de enviar al Parlamento un proyecto de ley para
nacionalizar la banca, idea que había sido respaldada por la DC, fue dejada de lado,
por cuanto se optó por comprar directamente las acciones de los propietarios. Hay
varios destacados integrantes de la UP que reconocen que eso incidió en un
aumento del gasto fiscal con un efecto muy negativo en el desarrollo de la
economía. En todo caso, el PDC saludó el discurso del Presidente como muy
positivo. La JDC dijo en agosto del 71 que “Allende ha hablado de un segundo
modelo de transición a la sociedad socialista, que permita construir la primera
sociedad socialista edificada según un modelo democrático, pluralista y libertario.
Con estas afirmaciones ha descartado para el caso chileno la necesidad de la
Dictadura del Proletariado que, según el Presidente, no es una vía pluralista ni
democrática. Los DC hemos saludado las originales convicciones del Presidente y
hemos ofrecido nuestro apoyo para la vía de transición hacia una nueva Sociedad,
que respete y valorice lo mejor y más sano de la tradición chilena: sus principios
pluralistas, democráticos y libertarios”. Luego decíamos: “Al mismo tiempo, hemos
esperado que estas opiniones del Presidente sean compartidas por sus seguidores,
por cuanto la realidad demuestra que numerosas veces desmienten y desautorizan
el planteamiento presidencial.”
La situación no experimentaba cambios. En diciembre de 1971, asumió el nuevo
Presidente del partido, Renán Fuentealba Moena. Inteligente, directo, anticapitalista
y antiimperialista por tradición y doctrina, exiliado luego por la dictadura, también
mal genio, pero ¿quién puede lanzar la primera piedra? No yo, por cierto.
En un
acto en que llenamos el Estadio Nacional, el 16 de diciembre de 1971, organizado
por un equipo dirigido por el actual diputado Edgardo Riveros, Renán dijo: “el
pueblo chileno rechaza que una minoría prepotente, atropellando a las personas y a
nuestras leyes e ignorando las organizaciones sociales populares, pasando por sobre
ellas o menospreciando las opiniones de sus bases, pretenda construir a espaldas
suyas y muchas veces en contra de su voluntad un orden nuevo que nada tiene que
ver con el socialismo a la chilena, con sabor a tinto y empanadas, libre, pluralista y
democrático, que se le prometió, porque día a día se advierte con mayor claridad
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Ibíd..
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