El Paracaidas - N°2 2014 - page 22

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El Paracaídas / Nº 2 octubre 2014
-Yo ahora con seguridad siempre digo, “a las cuatro de la tarde
me voy porque tengo hijos”. Yo estoy con ellos, los acuesto y
trabajo en la noche porque me parece que eso es lo correcto.
¿Y el resto de tus colegas?
-Muchas colegas científicas sienten que tienen que demos-
trar el doble. Está esa necesidad fuerte de hacer ver que uno
se la puede, y a veces somos más papistas que el Papa.
¿Es lo más usual entre las mujeres académicas?
-Yo creo que sí, es como sentirse un poco culpable y en rea-
lidad tener ganas de pasar lo más piola posible con que uno
es mujer y que en verdad hay cosas que tiene que hacer. Yo ya
no, ya me rebelé con eso.
Maisa Rojas, con años de carrera, varios papers publicados
y unos cuantos Fondecyt a cargo, se adjudicó el año pasado
un Núcleo Milenio Paleoclima del Hemisferio Sur, con un
financiamiento aproximado de 200 millones de pesos anuales
por tres años. Con eso logró tam-
bién su nombramiento como Pro-
fesora Asociada.
-El Núcleo Milenio lo ganan ocho
personas en Chile por consurso,
una prueba desproporcionalmente
alta para “demostrar mi indepen-
dencia en investigación”, que es la
característica más importante que
supuestamente se mide para pasar
a asociada- dice Maisa.
EL ESTUDIO
Hace cuatro años, las académicas
de Beauchef se organizaron en una lista de mails llamada
Adelina Gutiérrez, en homenaje a quien fuera la primera
profesora de esta facultad. Surgió de manera espontánea,
inorgánica, por gente que se conocía y conocía problemas
que habían tenido las demás. A partir de ese intercambio de
correos se propuso hacer un estudio sobre género y diversi-
dad en la facultad. El decano estuvo de acuerdo con realizar
el estudio. Rojas cree que en un principio fue escéptico y
apostó a que “evidentemente no había ningún problema”.
- Nosotras nos empoderamos por el hecho de conocernos,
eso ha sido muy importante porque ahora estamos organi-
zadas y menos aisladas, que es muy importante.
¿Y eso en qué se ha visto reflejado?
-Por ejemplo, para 2011 fuimos tres académicas consejeras
de facultad. Fue un consejo de facultad bien particular, por-
que habíamos tres consejeras electas de ocho o diez, y además
coincidió que había tres directoras. Yo creo que fue primera
vez que en el consejo de facultad hubo tantas mujeres.
A eso se sumó que en 2011 la Universidad transparentó los
sueldos de los académicos.
-Una cosa que era importante de hacer era ver si esto
tenía un correlato con los sueldos. Yo me acuerdo per-
fectamente cuando empezamos el estudio, Kemy Oyar-
zún –investigadora a cargo – dijo, “sería fantástico ver los
datos de los sueldos”. Pero en ese momento no existía
la posibilidad y nosotras estábamos segurísimas que no
habría diferencias de sueldos. Después de eso apareció
la Ley de Transparencia y pudimos empezar a mirar y se
evidenció que sí había diferencias.
¿Qué pasó a nivel de facultad con
el Informe Género y diversidad
en Beauchef ?
-Yo diría que el resultado más no-
table de este informe, fue que el
decano a fines del año 2012 dijo
que iban a abrir 40 cupos extras
para mujeres en la facultad. Eso
surgió de él y nos tomó por sorpre-
sa. La medida logró que en 2014 se
matricularan casi un 30 por ciento
de mujeres mechonas, récord his-
tórico que viene a cambiar un or-
den de décadas.
La organización de las mujeres en
la FCFM logró además que en la Evaluación Académica pu-
diera consignarse el embarazo.
-Antes no existía, se ponía licencia extendida. Si tuviste
una enfermedad prolongada es lo mismo que si tuviste una
guagua. También conseguimos que en el pre y post natal
no les quitaran a las académicas la Asignación Docente.
Ahora estamos viendo la instalación de una sala cuna y
guardería. Lo que debemos lograr es que el tema de los
hijos deje de ser un “problema de mujeres”, para transfor-
marse en un asunto de conciliar “familia y trabajo” y para
allá vamos. En la Universidad hay un switch que cambió y
no vamos a retroceder- dice Rojas.
“Un día me di cuenta que ganaba la
mitad que mi compañero que tenía
el mismo trabajo y grado académico
que yo. Después de eso, un colega
bien mayor me dijo, ‘no se preocupe
si usted tiene un marido’”.
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