El Paracaidas - N°2 2014 - page 13

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Nº 2 octubre 2014 / El Paracaídas
de la política cuando salió derrotado por el Estado chileno,
después de 1881. En los últimos 130 años, el mundo mapu-
che hizo política a medias, tuvo como siete diputados. Pero
no fue un pueblo que entendiera la importancia de la política.
Yo creo que ahora, en los últimos veinte años, el mundo ma-
puche está entendiendo más el rol de la política. Yo creo que
el pueblo mapuche y los pueblos indígenas van a recuperar
la política plenamente. Así que yo veo un gran futuro para
adelante. Pero estoy pensando en cincuenta, cien años más.
Yo creo que sí, hay material para que eso suceda.
¿Y no ve puntos de desarrollo? ¿Focos políticos que se pue-
dan destacar del pueblo mapuche?
-No, hoy día hay una generación de jóvenes, por supuesto,
muy bien formada, muy potente, pero que todavía tienen que
seguir caminando para comprender cómo funciona la lógica
del Estado. Yo veo promisorio el futuro.
Usted ha dicho mucho que el tema de las soluciones pasa por
la vía política y lo ha puesto en la agenda por primera vez en
Chile, ¿por dónde se avizoran las soluciones?
-La solución es resolver el tema de tierras y de la pobreza.
También es resolver el tema estrictamente constitucional
político del rol que van a tener todos los mapuche en este
Estado. Este Estado tiene que ser plurinacional y por supues-
to pluricultural. Y ahí tendrá que verse cuáles serán los gra-
dos de autonomía que tendrá el mundo indígena y el pueblo
mapuche en particular. La sociedad chilena tiene que darse
cuenta de que tiene que haber un cambio de switch en la rela-
ción, en que se valore la diversidad, la unidad en la diversidad.
Procesos que están plenamente vigentes en todas partes del
mundo. Los escoceses acaban de hacer un plebiscito. La gen-
te quiere diferenciarse.
A propósito de Escocia, o el caso de Cataluña, ¿usted ve cier-
tos aspectos de nacionalismo palpitantes en estas demandas?
-Veo muy fuerte el tema de la identidad. La gente quiere ser lo
que es y yo creo que tiene derecho. Por qué yo no puedo ser lo
que soy y rescatar mi historia, mis antepasados, mi visión, mis
tradiciones, mi lengua. ¿Por qué un país me va a impedir eso?
¿Por qué vamos a tener que ser uniformes? Como quiso ser
este país, centralista, desde los tiempos de Portales en adelante.
Un Estado, una nación. Eso fue el Chile del siglo XIX.
¿Cuál es la diferencia entre tierra y territorio?
-El territorio es un hábitat multidimensional, porque el te-
rritorio es la tierra pero más el entorno, más el clima, más la
geografía, más la naturaleza, más los ríos, más los bosques.
La tierra es un pedazo de terreno. El territorio es el hábitat
donde tú vives. Es una cosa más geopolítica, el territorio.
¿Cómo ve usted que ha enfrentado este tema, los empresa-
rios, la clase política?
-Me sorprendió positivamente el interés que han demostra-
do los empresarios de la zona y de Santiago respecto al tema
y me ha sorprendido al conversar con ellos el grado de co-
nocimiento que tienen. Creo que el mundo político todavía
está en deuda. Porque hay parlamentarios y dirigentes que
se preocupan del tema, y la voluntad del gobierno está, pero
estoy hablando del conjunto de los partidos políticos. No veo
una preocupación central, veo chispazos.
¿Cómo ve usted hoy a los grupos que en los ’90 utilizaron la
violencia como herramienta política?
-Yo creo que detrás de eso hay una profunda decepción.
Una rabia acumulada en los jóvenes y una falta de credibi-
lidad en el Estado y las instituciones. Yo creo que muchos
jóvenes dijeron “si no salimos a protestar esto no va a ca-
minar”. Con más o menos matices. Pero digamos las cosas
como son: cuando la gente dejó de tener temor, también
salió a protestar fuertemente contra Pinochet. Y en de-
mocracia también han habido manifestaciones de los pes-
cadores artesanales, de los estudiantes, del Transantiago,
de Aysén, de Freirina. Manifestaciones, fuertes, violentas,
han existido siempre y siempre van a existir aquí y en
todas partes del mundo. Respecto del mundo indígena se
notaba más porque era muy sistemático, porque era per-
manente. Pero es una lucha social.
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