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El Paracaídas / Nº 2 octubre 2014
Somoza. Todas estas cosas, estos poemas, partían de una rea-
lidad instalada en la política- explica.
¿De qué manera desde la poesía contribuyes a la lucha contra
la dictadura?
-Uno contribuye porque hay un contenido de compasión, de
emoción, de pasión y de tremenda empatía humana en toda
la lucha que emprendes. Cuando estás dispuesto a dar tu vida
por una causa, es que existe un nivel de empatía con lo que está
pasándole a otros seres humanos que están sufriendo. Creo
que eso es conducente al arte, son momentos en que también
el espíritu humano tiene que superar una serie de pensamien-
tos más triviales y poder refugiarte en la ética para de algún
sentido sublimar la propia vida, tener esa generosidad de no
pensar en uno mismo y poder participar en una lucha de todo
un pueblo.
¿Por qué decidiste romper con el sandinismo?
-No rompí con el sandinismo, rompí con Daniel Ortega, con
el populismo. Fue un largo proceso. En los últimos años de la
revolución ya venían muchas críticas de la forma autoritaria y
vertical en que se estaba manejando el partido. Y la justifica-
ción era que la guerra obligaba a una ordenación tipo militar
incluso dentro del mismo partido. Pero la falta de democra-
cia interna nos molestaba a muchos de los que estábamos ahí
puesto que nos sentíamos actores importantes también de lo
que había pasado, del proceso. Nos tocaba además a nosotros
defender estas cosas frente a la población y a veces uno no po-
día defender lo indefendible. Cuando perdemos las elecciones
hay un gran desgaste a nivel de la gente y también un gran
problema a nivel mundial: estaban cambiando las condiciones
que había traído la caída del muro de Berlín, había una refor-
ma profunda de la Unión Soviética y un cuestionamiento del
socialismo. Por ahí viene la escisión dentro del Frente Sandi-
nista. El uso de la violencia y cómo íbamos a abordar el futuro
a partir de esta conciencia revolucionaria, que aunque hubiera
perdido el poder conservaba el 42 por ciento de los votos, que
no era una mala tajada del poder. Daniel Ortega se negó a la
discusión de por qué había sido la derrota. Empezó a urdir
toda una trama para que los que éramos más críticos aparen-
táramos como que queríamos dividir al Frente Sandinista. Pa-
saron un montón de cosas que sería largo de enumerar y que
hicieron que yo dijera “ya no puedo estar ahí”.
Has sido muy crítica con la clase política. ¿Por qué?
-Porque no tiene programa, no tiene propuesta. Ha sido muy
corrompida por el poder. En lo que ha sido muy hábil Daniel
Ortega es en la idea de “divide y vencerás”. Para dividir ha
comprado gente. Hay una cantidad grande de dinero que en-
tra desde Venezuela que no pasa por el presupuesto nacional y
entra directamente al partido para ser usado discrecionalmen-
te por Ortega. Con esto se han comprado conciencias, se dan
muchas prebendas; hay una construcción de una masa votante
pero es una masa votante que se mantiene a partir de este tipo
de manejos. Para mí ese es el problema de los populismos, en
esta época.
“Me preocupa ver la manera dogmática de interpretar la realidad,
la manera poco democrática de actuar y la violencia que eso
implica. Porque hay una violencia que no es la de las dictaduras
de Pinochet o Somoza, pero es implícita”.
