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El Paracaídas / Nº 2 octubre 2014
CIENCIA Y TECNOLOGÍA:
ABRIENDO EL DEBATE
E
n septiembre de 2012 el entonces ministro de Economía, Fomento y Turismo, Pablo
Longueira, anunciaba al país el traspaso de la Comisión Nacional de Investigación
Científica y Tecnológica (Conicyt), principal entidad encargada del fomento y desa-
rrollo de ciencia y tecnología en Chile, desde la cartera de Educación hacia su minis-
terio. La medida generó malestar en la comunidad científica nacional, quienes cuestionaron
supeditar el desarrollo científico a la matriz productiva y económica.
Si bien la medida no prosperó, dejó en evidencia una situación preocupante: desde la crea-
ción de Conicyt en 1967 hasta el día de hoy, Chile carece de una política de Estado conti-
nua y adecuada para el desarrollo de la ciencia y tecnología, principal matriz del desarrollo
social y económico de un país.
A pesar de que el programa de gobierno de la actual administración no contenía mención
alguna a ciencia y tecnología, factores como la designación de Francisco Brieva al mando de
Conicyt han generado un cambio de expectativas entre los científicos. Por otro lado, el es-
cenario político presenta una oportunidad para impulsar al sector, ya que la reforma tribu-
taria y educacional serían necesarias para avanzar en una nueva institucionalidad científica.
El 90 por ciento de la investigación se realiza en las universidades, con escasa participación
del sector económico en el desarrollo de la ciencia. Las empresas prácticamente no invier-
ten en innovación ni investigación, respondiendo al modelo económico chileno basado
en la explotación de recursos naturales con escaso valor agregado. La ciencia, por lo tanto,
depende también de los cambios que se promueven en el sistema educacional, ya que al
aumentar los aportes basales a las universidades estatales se incrementará también la pro-
ducción científica del país. El Estado al asumir su responsabilidad con sus universidades
asume también su tarea en el fomento de la ciencia y la tecnología. Con ello, además se
profundizará el vínculo entre la ciencia y la sociedad en su conjunto.
¿Se debe crear un ministerio o instituto de Ciencia y Tecnología? ¿Debe el Estado au-
mentar el aporte basal a las unidades que generan investigación? ¿Cuál debe ser el sitial de
las universidades en el sector? ¿Qué rol debe jugar la empresa privada?, son algunas de las
preguntas que Jorge Babul, Flavio Salazar y Francisco Brieva se aventuran a debatir.
