El Paracaidas - N°2 2014 - page 10

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El Paracaídas / Nº 2 octubre 2014
L
a infancia de Francisco Huenchumilla estuvo marca-
da por una enfermedad que azotó las zonas rurales del
sur de Chile. Cuando enfermó de tuberculosis, a los 13
años, su hermana mayor ya estaba infectada y murió
dos años después, a los 18. Su mamá ya había muerto por
lo mismo. Su adolescencia, recuerda el intendente, fue muy
triste y solitaria, hasta que se encontró con unos sacerdotes
alemanes capuchinos “de mucha humanidad”.
-Yo guardo recuerdo de ser ellos muy caritativos, muy nobles.
Yo era un muy buen alumno a pesar de estar enfermo. Eso
hacía que ellos tuvieran una gran consideración por mí. Esa
fue una etapa muy triste de mi vida.
Sus recuerdos comienzan a ser más positivos a partir de ese
encuentro y luego de su mejoría, post terremoto de 1960,
cuando lo mandan a estudiar a Paine, al lado de la capital, a
un seminario capuchino. En 1964 entró a estudiar Derecho
en la Universidad de Chile.
Cuando se convirtió en abogado volvió a Temuco. Durante
la dictadura tenía su oficina y ejercía libremente. Dice que
naturalmente era un dirigente de oposición a Pinochet. En
los noventa inició una carrera política, cuando fue diputado,
y a partir de ese momento comenzó –lentamente- a estudiar
la situación del pueblo mapuche. Su proceso de toma de con-
ciencia, dice, fue uno de maduración que continúa hasta hoy,
“redescubriendo nuevas cosas, nuevas cosmovisiones, historia
del sur de Chile, de Argentina; historia política, porque no es
que yo sea un especialista en temas indígenas. Yo soy especia-
lista en temas políticos. Dentro de los temas políticos de la
zona, este es un tema central”.
Huenchumilla cree que el Padre Pío lo salvó de milagro de la
tuberculosis. Se asume católico, aunque comparte la cosmo-
visión indígena respecto del hombre y la naturaleza.
-Soy una persona de origen mapuche bastante atípica porque
me crié siempre en la parte urbana. Y porque además yo nun-
ca he andado con las banderas del indigenismo. Así que yo
me califico como un político.
¿Cuáles fueron los elementos que le fueron llamando la
atención para relevar el tema mapuche?
- Yo diría que el racismo, la exclusión, la pobreza. Cómo
un grupo acá por sus orígenes era ninguneado, era pobre,
no tenía poder, pero tenía una historia, tenía fuerza. Y dar-
me cuenta que Chile es un país muy clasista y muy racista.
Todo ese proceso culmina con el estudio de la historia del
mundo mapuche, de su choque con los incas, con el Esta-
do español, con el Estado chileno, de las cosas que pasaron
allende la cordillera, la situación de otros pueblos indígenas
en América Latina, del derecho internacional. Es todo un
cuento largo para tener una cierta idea más acabada de este
problema que yo lo he dicho: es un problema de naturaleza
política y hoy día está colocado en la agenda nacional como
tal. Ese ha sido un objetivo que hemos conseguido.
Cosa que nunca había pasado antes.
-Nunca había pasado. Entonces es un proceso donde hay
muchísimos elementos, pero donde está también la decisión
política de aceptar ser intendente en la medida que yo pue-
da hacerlo un poquito a la pinta mía.
¿Y qué significa hacerlo a la pinta suya?
-Que tenga un margen de libertad que probablemen-
te otros intendentes no tendrían. Para estar calentado el
asiento y haciendo lo mismo de siempre, no soy intendente,
no me interesa.
¿Ese margen de libertad se lo da la Presidenta?
-No es que me lo dé por escrito, sino que se entiende, y se
entiende que yo comprendo el programa de la Presidenta.
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