El Paracaidas - N°2 2014 - page 35

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Nº 2 octubre 2014 / El Paracaídas
La caída de un asteroide en una localidad cerca de Siberia el 2013 desempolvó
una relación que data desde los años sesenta entre la Universidad de Chile y
el observatorio ruso de Pulkovo, cuando astrónomos soviéticos trajeron hasta
el país un enorme y moderno telescopio. Al famoso Maksutov, que permanece
guardado aunque en buen estado, le queda poco tiempo de espera: los técnicos
rusos volverán a Chile para reactivarlo este año.
L
La historia empezó en 1960,
cuando el director del Obser-
vatorio Astronómico Nacional,
Federico Rutllant, tomó con-
tacto con astrónomos del Observa-
torio Pulkovo de la Unión Soviética,
fundado en 1839 y ubicado a pocos
kilómetros de lo que hoy es San Pe-
tersburgo. De esa aproximación inicial
surgió la primera misión soviética de
astrónomos rusos en Chile, que llegó
al país en 1962, encabezada por Mi-
trofan Zverev, gracias a un convenio
que realizó la Universidad de Chile y
la Academia de Ciencias de la Unión
Soviética, en el que los rusos traían
equipos astronómicos al país y la Uni-
versidad les daba el alojamiento.
En esa época, José Maza, astrónomo,
académico de la Facultad de
Ciencias Físicas y Matemáticas de
la Universidad de Chile y Premio
Nacional de Ciencias Exactas, era
tan sólo un alumno. Zverev, recuerda
Maza, era “un ruso alto con una
cara de ruso impresionante”, que
además daba conciertos en piano. Un
astrónomo muy especial que estuvo
a cargo de la llegada de un enorme
telescopio que se instaló en Cerro El
Roble, el Maksutov.
-Hace cuarenta años, el Maksutov era
un telescopio bastante interesante, por-
que tiene un diseño óptico que permite
fotografiar un gran campo en el cielo y
es el más grande que se ha construido
nunca. Dimitri Maksutov, un ingeniero
óptico ruso, hizo el diseño, lo construye-
ron en una fábrica rusa y lo trajeron a El
Roble- explica Maza.
A fines de los ’60, los rusos trajeron el
telescopio y los equipos auxiliares que
eran necesarios hasta el edificio que
dispuso la Universidad en Cerro El
Roble, ubicado en el límite entre las
regiones Metropolitana y de Valparaí-
so. El Maksutov empezó a funcionar a
partir de 1969.
La idea, cuenta Maza, era fotografiar
una zona grande del cielo austral, de-
jar pasar veinte años, volver a fotogra-
fiar la zona y comparar las imágenes,
para ver los movimientos de las estre-
llas contra galaxias de fondo. “El te-
lescopio tiene la capacidad de captar
cosas muy débiles, como galaxias leja-
nas”. El Maksutov se utilizó también
para observar pequeños planetas y co-
metas. Pero el trabajo se suspendió de
golpe: el 11 de septiembre del ’73, los
astrónomos soviéticos que estaban en
Chile recibieron un llamado urgente
de la Embajada. “Al día siguiente los
pasaron a buscar. Agarraron sus male-
tas y se fueron todos para nunca más
volver”, recuerda Maza.
EL METEORITO
Cuando José Maza volvió de su docto-
rado en Canadá, en 1979, el telescopio
Maksutov estaba sub utilizado. Maza,
que en la época de los rusos era sólo
un estudiante y no estuvo involucrado,
se interesó en él y se convirtió en su
principal usuario durante seis años.
-Para mí, el Makstuov me queda
muy cerca de mi corazón- reconoce
el astrónomo.
“El Makstuov me queda
muy cerca de mi corazón”,
dice José Maza
Por Ana Rodríguez S. / Fotos: Archivo Departamento de Astronomía
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