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Nº 12 / Octubre - Noviembre 2015 / El Paracaídas

de la obra de Mistral pertenecían a la Orden Franciscana, que

los administraba previa autorización de la albacea de Mistral y

guardiana de su patrimonio, Doris Dana.

Esta última tenía una relación compleja con Chile. Tras la

muerte de Mistral,Dana se dio cuenta de que la Nobel la había

dejado al resguardo de algo así como cien mil páginas repar-

tidas en cartas, obras inéditas y anotaciones de distinto tipo.

Según Falabella, ese patrimonio estaba disperso entre Long Is-

land, Santa Bárbara, Florida y Manhattan, en Estados Unidos.

“Ella no tenía los fondos ni le correspondía juntarlos, así que

va al Consulado y le pide ayuda. Le regala todo a Chile y Chile

dice ‘no, gracias’. Ahí empezó su bronca con Chile”.

Por eso y por razones políticas no estuvo dispuesta a autorizar

el proyecto editorial que quería llevar adelante la dictadura en

1979.“Querían hacer que la obra de Mistral circulara y eso, has-

ta ahí, estaba bien. El punto es que lo iban a hacer desde este

lugar que estaba armado por la dictadura yasí se la apropian. No

es que le cambien las palabras a la Mistral, no es que el texto

cambie, sino que la gente que la promueve es gente de derecha;

no sólo de derecha, es gente dictatorial”, dice Falabella.

Así las cosas y con un plan claro en la cabeza, la Junta simple-

mente violó cualquier argumento legal y a través del decreto de

ley 2560 autorizó “la reproducción en Chile de la obra literaria

de Gabriela Mistral, en forma total o parcial, ya se trate de

obras inéditas o publicadas con anterioridad a este decreto ley”.

De esa forma comenzaría lo que la historiadora y directora

del Archivo Central Andrés Bello, Alejandra Araya, describe

como el “secuestro” de Gabriela Mistral, muy relacionado con

“un proyecto cultural y político de la dictadura”, tan oficiali-

zado, que incluso no tuvo problemas en materializar en un

documento legal una acción que contravenía cualquier juris-

dicción. “Los documentos públicos están y se dejan rastros

que están. En ese delirio leguleyo de nuestra sociedad se deja

huella hasta de lo más atroz”.

Según Falabella, “esto es tan escandaloso que es una joya. No

hay precedentes. Podría incluso sentar jurisprudencia inter-

nacional y habría que llevarlo a tribunales”.

Doris Dana nunca superaría su encono con Chile por el trato

que le dio a Mistral. En 2002, cuatro años antes de morir, dijo

en una entrevista concedida a la Revista Sábado de El Mercurio.

“Me da escalofrío que la gente de Chile, un pueblo que tuvo a

una persona comparable a Sócrates, a Platón, una cabeza, un

alma tan magnífica, tan espiritual, de una estatura maravillosa,

solo hable de si fue gay, anduvo con este o este otro hombre o

si aparece desnuda en una película sobre su vida. Esa gente no

está mirando lo que realmente era Gabriela.Amí me hacen reír.

Son tan tontos.Han perdido todo el legado de una gran figura”.

Según Falabella, la rabia de Dana venía de su conocimiento

de la historia de Mistral. “Esto es un tema de memoria, para

ella era un tema de derechos humanos porque es muy violen-

to. Además, la Mistral participó en la redacción de la decla-

ración de los derechos humanos y de los niños, ella fue parte

de esa generación que fue activa (…), que vive las guerras y el

tema de la desolación después de la destrucción y de lo que

ocurre con los seres después de la guerra”.

En 22 de enero de 2003, el Presidente Ricardo Lagos dero-

gó el Decreto de Ley 2560, como una forma de terminar con

años de injusticia. Sin embargo, hasta la fecha no han existido

reparaciones simbólicas ni económicas por el usufructo de los

derechos de la Nobel. El escándalo, si se impulsara una de-

manda, sería mayor, pero Falabella no cree que llegue a ocurrir.

“Yo creo que si no se han reparado ni siquiera las vidas perdi-

das, destruidas, que te hayan robado el derecho intelectual post

mortem es una broma, es trivial, algo demasiado abstracto”.

Con un plan claro en la cabeza, la Junta simplemente violó cualquier

argumento legal y a través del decreto de ley 2560 autorizó “la reproducción

en Chile de la obra literaria de Gabriela Mistral, en forma total o parcial, ya se

trate de obras inéditas o publicadas con anterioridad a este decreto ley”.