Table of Contents Table of Contents
Previous Page  25 / 56 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 25 / 56 Next Page
Page Background

23

Nº 12 / Octubre - Noviembre 2015 / El Paracaídas

¿ Q

uién hubiese imaginado, en el curso de una

vida,las transformaciones que tendría la ima-

gen de Gabriela Mistral? Nadie, sin duda,

salvo ella misma. Porque a ella le importaba,

evidentemente, su imagen pública y se encargó, con geniali-

dad, de entronizarla, de acuerdo a las circunstancias. Es uno

de los elementos que le pesaban en una

eventual vuelta a Chile. La llamarían

“la Gaby”, decía con humor, conscien-

te de ese ninguneo generalizado en el

país, como una forma de manejar al otro

en su punto débil: el “chico”, el “gordo”,

el “flaco”. La “Gaby” sería la vulgariza-

ción de un destino con vocación mayor,

que tenía por nombre Gabriela Mistral.

De allí su obsesiva correspondencia, en

donde consigna sus opiniones, establece

sus jerarquías, puntualiza frente al otro sus emociones. En

ella es impresionante entre otras la carta con destinatario co-

lectivo para sus amigos, que envía al morir Yin. Lo hemos

tratado en otro trabajo: allí no deja lugar a la duda ni espacio

al análisis. Esta fue la causa, estas las circunstancias y luego da

paso a la evocación de su dolor.

El fenómeno Mistral

Por Ana Pizarro

Investigadora IDEA- USACH

Todo esto forma parte de las estrategias que ella necesita

desarrollar para lograr ese gran destino que ha forjado para

sí misma una campesina llamada Lucila Godoy cuya utopía

es una escritora reconocida con el nombre de Gabriela Mis-

tral. Utopía realizada, de hecho, pero utopía al fin. Porque

desde la primera imagen que se nos entrega de Gabriela,

la de la maestra, la joven que vence en

los Juegos Florales de provincia hasta

la última que se nos ha revelado, la es-

critora de los amores lésbicos revelados

luego de su muerte y buscados con un

cierto halo escabroso por los medios,

hay un camino recorrido en el cual la

escritora se manejó con una habilidad

extraordinaria, previendo casi la imagi-

nería

post mortem

.

La primera imagen que ella instala es la de la maestra. Como

tal, ya no se trata de una campesina que posee voz – que segu-

ramente no sería escuchada por su condición-, es una profe-

sora de la enseñanza primaria de Chile, con toda la respetabi-

lidad que la profesión tenía en el país de la primera mitad del

siglo XX, eco de la imagen que Sarmiento había erigido en

Los militares entronizan a Mistral

intentando desdibujar en el país la

presencia de Neruda que irradiaba

en el periodo de Allende.