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El Paracaídas / Nº 12 / Octubre - Noviembre 2015
Gabriela queda en evidencia entonces como una nueva
imagen: como una mujer traspasada por conflictos internos,
tensionada por sus propios abismos. Gabriela aparece
como una identidad compleja, atractiva al análisis, nueva.
Esta nueva imagen- “una en mí maté / yo no la amaba”-,
evidentemente implicaba - implica aún- una lucha.
Argentina. Imagen del rigor, el conocimien-
to, la rectitud, la dedicación. A esto había que
adosar la historia dramática del novio suicida.
Entonces empieza a adquirir fuerza esa voz
que acompaña a la muerte, al dolor trágico de
la tumba y al dolor como permanencia en su
relación con el mundo natural:
su primer libro lo
publica fuera del país.
Es decir, es muy joven
y su formación en el
magisterio nacional, sus
lecturas, su conocimien-
to del país, son su pre-
rrogativa. Sale de Chile
como la maestra por ex-
celencia y desarrolla esta
formación primera con la experiencia
allí en México y otros países que visita.
Es esta la imagen que se entroniza en Chile, la
que pasa a la enseñanza en el país a lo largo del
siglo, la que reconocen nuestros padres y noso-
tros mismos en los cursos de literatura y en la
referencia a las glorias nacionales. Es una ima-
gen muy conveniente para un país conservador
como el nuestro. Gabriela no tiene fisura: ella
desarrolla su magisterio y su palabra inequívoca
es recibida con fervor: “Piececitos de niño…”
Es la imagen misma de la escuela primaria tra-
dicional y sus delantales blancos plisados, los ex-
hibidos maravillosamente en el cuadro de Roser
Bru. Gabriela se ha instalado allí y ahora puede
hacer escuchar su palabra. Pero no sólo a nivel
nacional, la maestra va a adquirir un nuevo esta-
tus de representación de mayor nivel social, aho-
ra será la representante del país en el campo de
la cultura en diversas instancias internacionales.
Hasta allí todo está perfecto. Se trata de la se-
Esta imagen de la educadora será reforzada
por la invitación que Vasconcelos le hace para
participar en la construcción de una educación
para México en las primeras décadas de la Re-
volución. En esos años la trayectoria fuera del
país tiene un prestigio enorme en la mirada
nacional. Gabriela ya ha recorrido con su ma-
gisterio distintas instituciones de enseñanza
primaria dentro del país: Los Andes, Punta
Arenas, Temuco, Santiago y su ejercicio acom-
pañado por una percepción lúcida de la realidad
de su país la han ido formando. Aunque joven,
le han dado competencia. Es muy curioso: ella
sale de Chile con poco más de treinta años y
“El viento hace a mi casa su ronda de sollozos
y de alarido, y quiebra, como un cristal, mi grito.
Y en la llanura blanca, de horizonte infinito,
miro morir intensos ocasos dolorosos”