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No obstante la jugada de Adelaida Velasco despegó con

éxito, tempranamente encontró un obstáculo nada fácil de

sortear: la propia Mistral, quien escudada en que no se creía

“acreedora de semejante honor”, se negaba a participar del

plan, esquivando incluso la entrega de datos personales para

la solicitud tramitada por la ecuatoriana.

Pese a su resistencia, negativas y repro-

ches, horas antes de embarcar a Suecia

a buscar su Nobel, la Mistral sólo tuvo

agradecimiento para Adelaida Velasco

Galdós por la carrera cometida. “Toda

la hazaña es vuestra. Cariños”, escribió

a la ecuatoriana en un breve telegrama

antes de partir.

CHILE LLEGA TARDE

Si bien el 11 de diciembre de 1945 las

portadas de los diarios nacionales titula-

ron por lo alto con el Nobel de Mistral,

no hubo en Chile declaraciones públi-

cas ni actos oficiales de celebración para

ella; solo una sesión-homenaje en el

Senado de la República en la que par-

ticiparon desde radicales a liberales, pa-

sando por conservadores y comunistas.

“Este premio mundial, esta ventana

para mirar al mundo y para que por ella

al Mundo: 70 años del Premio Nobel de

Mistral”, la primera postulación formal

para el Premio Nobel de Literatura a

favor de la Mistral fue firmada por Luis

Galdames, decano de la Facultad de Fi-

losofía y Educación de la Universidad de

Chile, y el filósofo Yolando Pino Saave-

dra, el 14 de agosto de 1939, según figura

en los registros de la Academia Sueca.

En adelante y hasta 1944, las postula-

ciones por la poeta no cesaron, siendo

la solicitud del secretario de la Acade-

mia Sueca, Hjalmar Gullberg –quien en

1941 publicó una antología de Mistral

en sueco–, aquella con la que la chilena

consiguió el premio.

Gabriela Mistral junto a Doris Dana.