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El Paracaídas / Nº 12 / Octubre - Noviembre 2015
Sueca ha decretado para darle el Pre-
mio la Orden del Nobel. La invitamos
a participar a la ceremonia el día 10 de
diciembre. Esperamos su aceptación”,
versaba la misiva a la cual la poetisa
contestó: “Muy agradecida. Profunda-
mente honrada agradezco a esta Aca-
demia. Feliz voy a vuestra patria que
siempre admiré y quise. Vuestra devota
servidora, Gabriela Mistral”.
Mistral, se levantó así como la primera
figura hispanoamericana en recibir el
premio, la quinta mujer en la historia
y hasta hoy, la única latinoamericana.
Pacifista, americanista, voz política es-
cuchada en las elites de América Lati-
na y Europa, con tres libros publicados
al momento de adjudicarse el Nobel
–Desolación (1922), Ternura (1924) y
Tala (1938)–, por esos días la chilena
era mucho más que sus versos. En opi-
nión de Diego del Pozo, encargado de
la recopilación del Poema de Chile (La
Pollera, 2013) y de la antología política
Por la Humanidad Futura (La Pollera,
2015) “cuando la Mistral gana el Pre-
mio Nobel, libros de poesía tiene solo
tres. Lo cual es bastante poco como
para decir que se lo ganó por poeta. Sin
embargo, la prosa que ya había publi-
cado, entre diarios, revistas, etcétera,
alcanza más de 300 o 400 textos”.
Sin quitar mérito alguno al valor lite-
rario de la Mistral, Sergio González,
Premio Nacional de Historia, asegura
que “los nóbeles no tienen tanta asep-
sia como se piensa, a veces también hay
una intencionalidad y puede ser buena.
Darle el premio Nobel a una pacifista
el año ‘45 me parece absolutamente co-
herente con los tiempos”.
UN SALVAVIDAS
La ceremonia de los Premios Nobel de
1945 era la primera celebrada tras la
suspensión de sus entregas en 1940 a
causa de la Segunda Guerra Mundial.
Un día después de recibido el telegrama
comenzó la travesía de Mistral tras el
premio. De Petrópolis a Río de Janei-
ro por tierra, de Rio a Gotemburgo por
mar y desde ahí en tren a Estocolmo.
Veintiún días de viaje hasta el Nobel.
Vestida con un impecable vestido largo
de terciopelo negro, el 10 de diciem-
bre Mistral recibía de manos del Rey
Gustavo V de Suecia el Premio Nobel
de Literatura. Lucila Godoy, Gabriela
“Estuve muy tranquila sentada en mi silla y absorta en la
contemplación de un niño que veía entre los concurrentes y
que me recordaba a mi sobrino recién fallecido. Su recuerdo
me daba fuerza; pero cuando regresé a mi asiento y subí los
peldaños de la pequeña escalera que daba acceso al escenario
sentí como que se me fundían las rodillas”.