25
La medida fue anunciada con bombos y platillos, pero la in-
terculturalidad aún es una deuda pendiente del Estado chi-
leno, de la que el conflicto en la Araucanía es sólo la muestra
más visible. A pesar de la implementación del programa, aún
no se afinan los mecanismos que regulan los espacios de en-
señanza para los educadores tradicionales, que son personas
validadas por las comunidades indígenas y certificadas en su
conocimiento sobre lengua y cultura de estos pueblos y que
reciben capacitación del Mineduc y la Conadi. Hasta hoy, no
existen políticas que validen de manera igualitaria a lo largo
del país al SLI como una asignatura con un estatus semejante
al de Lenguaje o Matemáticas.
De todas maneras, cuenta Soñan, esta legislación no fue ca-
paz de acabar con un conflicto que viene desde mucho más
atrás. Son las mismas familias de ascendencia mapuche las
que se rehúsan a dar el primer paso para esta integración.
Al llegar al establecimiento “hubo apoderados que dijeron
que no querían que yo enseñara lengua mapuche, porque a
ellos todos los días los tratan de indios, les tiran cosas”. Esta
Juana Soñan cree que la reacción inicial a su presencia en los colegios
en los que ha trabajado, sobre todo de parte de los profesores, fue tan
agresiva porque era percibida como una amenaza.
