Entonces, tal como los medios amplificamos las
diferencias entre los mismos chilenos, las amplifi-
camos también hacia los extranjeros. ¿Es casuali-
dad que dos candidatos presidenciales relacionen
inmigración con delincuencia? ¿O es resultado de
construcciones mediáticas que no tienen que ver
con las cifras reales que manejan las policías y el
Ministerio Público? Hoy los medios de comuni-
cación somos más parte del problema, que de la
solución. ¿Estamos para solucionar los problemas
de la sociedad? No. Pero sí tenemos la misión de
dar contexto a lo que nos rodea.
“Hoy los medios
replicamos la mirada
clasista que tenemos
sobre la sociedad
chilena y la hacemos
extensiva a los
migrantes. Si tratamos
diferente en el desarrollo
de las noticias a una
víctima o victimario si es
de Las Condes o de San
Bernardo, también lo
hacemos si es chileno o
extranjero”.
Doy un ejemplo. El temor a la delincuencia en
Chile no tiene nada que ver con la cifra real de
hechos delictuales. ¿Hay responsabilidad de los
medios en esto? Sí. ¿Es acaso porque la delin-
cuencia “vende”, concita el interés o sube el
ra-
ting?
Sí. ¿Podemos extrañarnos de la utilización
política de la delincuencia como “el temor de los
chilenos”? Claramente, no. Un contexto adecuado
nos llevaría a hacernos otras preguntas en torno a
la delincuencia. ¿A quiénes llamamos delincuen-
tes en Chile? ¿Qué pasa en las cárceles? ¿Por qué
hay alta reincidencia? ¿Qué hace el sistema con las
personas que cometen un primer delito? ¿Por qué
los presos en Chile en un 95% vienen de familias
pobres? O ¿por qué el 50% de los presos ha pasado
por un centro del Sename?
Con la inmigración, como medios también de-
bemos hacernos las preguntas que corresponden.
Poner el contexto.
Lo que está claro es que la inmigración llegó para
quedarse. No hay vuelta atrás. Nos guste o no. Ce-
lebremos o no la diversidad. Ya no depende de noso-
tros. Lo que sí depende de nosotros es la mirada que
les demos a los inmigrantes. Lo que sí depende de
nosotros es la normalización que le daremos al tema.
Lo que sí depende de nosotros es si seguiremos re-
produciendo con ellos el mismo clasismo y la segre-
gación que nos afectan hoy a los chilenos. Lo que sí
depende de nosotros es superar el miedo con el que
miramos al que vive en la otra cuadra, al frente o al
lado. Lo que sí depende de nosotros, como medios
de comunicación, es hacer las preguntas y poner el
contexto. Lo que está en juego es construir una so-
ciedad distinta, entre nosotros y hacia los otros.
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Dossier / Nº4 2017 / P.P.