flujos son compuestos principalmente por mujeres.
Estos intercambios ofrecen muchas oportunidades
para las personas, comunidades, empresas y países,
tal como lo recogen todas las iniciativas intergu-
bernamentales a favor de la migración.
La década de 1990 fue época de recuperación de-
mocrática y estabilidad económica, momento en
que Chile comenzó a posicionarse como un desti-
no para migrantes regionales. Coincidentemente,
es un periodo en que países como Perú atravesaron
por severas dificultades sociopolíticas y económi-
cas, gatillando la emigración de muchos peruanos,
entre los cuales algunos optaron por Chile. El pre-
dominio de estos inmigrantes y su marcado com-
ponente femenino define una primera fase en la
inmigración reciente, que después irá combinando
orígenes y diversificando la geografía del destino,
expandiendo asentamientos más allá de Santiago.
El problema de las fuentes de datos impide definir
con propiedad las tendencias actuales y este es otro
asunto del genuino debate: ¿cuánto demorará la
discusión sobre llevar a cabo una encuesta migrato-
ria nacional a partir del marco muestral apropiado?
Hemos dicho en varios frentes que es un hecho
irrebatible que la inmigración ha dejado y seguirá
dejando una importante impronta cultural. Y que
acompaña y acompañará transformaciones demo-
gráficas, económicas, políticas y culturales que, aun-
que no se puedan identificar en la vida diaria, están
allí para quedarse. Proteger derechos de las personas
migrantes beneficia a la sociedad chilena y este es
el ejemplo de la protección social inclusiva. Estos
son más temas para construir un genuino debate
que haga ver que no está en juego el bienestar de las
poblaciones nativas e impida la presencia de efectos
no deseados de la inmigración -típicamente, la irre-
gularidad y la trata de personas-, al implicar infor-
tunios y contradicciones para muchas personas. Por
esto mismo es que es tan relevante dar prioridad a
la protección de los derechos de todas las personas
migrantes, cualquiera sea su condición administra-
tiva, facilitando las condiciones para que el proceso
sea regular y seguro, como se plantea en el sustento
del pacto global acordado en septiembre de 2016.
Se avecinan incertidumbres de futuro que son váli-
das ante la falta de una normativa actualizada y de
una institucionalidad acorde, una que permita dar
continuidad al Instructivo Presidencial de 2015 y
genere las bases para la ejecución de políticas esta-
bles y de siglo. Esta situación es tan grave como la
ilusión del control perfecto de la inmigración.
“Es un hecho irrebatible que la inmigración ha dejado y
seguirá dejando una importante impronta cultural. Y que
acompaña y acompañará transformaciones demográficas,
económicas, políticas y culturales que, aunque no se puedan
identificar en la vida diaria, están allí para quedarse”.
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P.P. / Nº4 2017 / Dossier