caso de la convención específica para las personas
migrantes y prepara su segundo informe. Las Na-
ciones Unidas, además, tienen mecanismos espe-
ciales, en particular las llamadas relatorías, en las
que Gabriela Rodríguez, chilena, desempeñó un
papel primordial en favor de la defensa de los de-
rechos humanos de todas las personas migrantes.
En América Latina y el Caribe, los diversos foros
subsidiarios de la Cepal abordan las temáticas mi-
gratorias. El caso más ilustrativo es la Conferencia
Regional sobre Población y Desarrollo, surgida a
partir del Consenso de Montevideo de 2013. En
este acuerdo regional se enfatiza la necesidad de
trabajar en favor de la protección de los derechos
humanos de todas las personas migrantes.
¿Cómo y por qué aceptar y no sancionar unos
discursos irresponsables y totalmente en contra
de estas aguas, que hasta han llevado a algunos al
absurdo inmoral incomparable de proponer un
“movimiento no más inmigración”? Confieso que
he leído varias columnas de opinión en diarios y
revistas, que he escuchado a representantes de opo-
sición y del Gobierno, y me cuesta seguirlos. Unos
entraban en la agilidad de las expulsiones, otros en
el servicio militar. Como si no se tratara de perso-
nas, a las y los migrantes se les defiende por tener
más escolaridad que la población chilena o, en últi-
mo caso, por ser niños, niñas o adolescentes.
Es que este falso debate carece de bases éticas, más
allá del ambiente oportunista de cara a unas elec-
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P.P. / Nº4 2017 / Dossier
“La oposición al inmigrante, el fomento de la desconfianza a ese
otro distinto y la apuesta a la expulsión sin debido proceso tienen
mal diagnóstico y peor pronóstico, si es que realmente pudieran
implementarse algún día”.