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juicio Anti DC, dice que Frei expresó que Allende podía ser influido por los
cubanos.¿Dónde está el delito? El documento que cité de Juan Carlos Gómez,
muestra que los propios socialistas se declaraban pro cubanos y que esta revolución
iba a ser más “con ron y caña de azúcar” que con vino tinto y empanadas. Eso no
era una amenaza, ni una advertencia, eso era un análisis que cualquier ciudadano
medianamente informado podía hacer analizando la conducta publica, discursos y
documentos de importantes partidos de la UP.
La opinión de Frei sobre la influencia cubana consta en una carta dirigida a su amigo
venezolano, Rafael Caldera y que la familia Frei puso a disposición del equipo de
historiadores que publicó un interesante trabajo sobre el ex –Presidente. ¿ Que cosa
secreta o turbia hay en eso?.¿Que le habría encantado que Allende no ganara?,Eso
era evidente.
No se puede desconocer que Frei tampoco era entusiasta de la candidatura de
Radomiro Tomic, su amigo y compadre y que se esforzó en buscar un candidato
distinto. Trató de convencer a Leihgton para que fuera candidato, según me dijo
don Bernardo. Incluso Jorge Alessandri le planteó a Leihgton que si él era el
candidato DC, Alessandri no se presentaría. Don Bernardo agradeció este gesto de
un antiguo amigo, cuya relación se remontaba a la época en que él fue Ministro de
Arturo Alessandri, pero, tal como le dijo a Frei, él apoyaba a Tomic. A Alessandri le
agregó, que si él no se presentaba, igual la derecha levantaría un candidato porque
tenían muchos resquemores con los DC. Así lo confirman Julio Canessa y Francisco
Balart: “A diferencia de lo que ocurría antes de 1964,para muchas personas
inteligentes y equilibradas los dirigentes demócratas cristianos pasaron a ser menos
dignos de confianza que los mismos comunistas.”
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Pero Frei mostró algunas debilidades frente a estas situaciones. Tenia un gran
sentido de los principios y una alta valoración de su rol en la historia de Chile, y
fuera de sus fronteras, la que no quería arriesgar. Renán Fuentealba y otros
dirigentes eran muy críticos de la conducta de Frei y de Aylwin. Pero nunca los
escuché acusarlos de promotores del golpe. Sí, les exigían actuar más
comprometidamente para evitarlo. Tampoco supe que ellos tuvieran una mejor
relación con Allende o una propuesta distinta a las que habíamos acordado. Lo que
sí es efectivo, que tuvo un largo, franco y fraternal debate con don Bernardo, antes
y después del golpe. Muchas de esas cartas, muy personales, fueron dadas a
conocer por círculos del exilio. Me encantaría poder volver a leerlas. Ayudaría a
reconstruir la historia y dar otra lección a los DC. Frei y Leihgton se querían, se
respetaban. Es hermoso seguir apreciando al que no está de acuerdo con uno. Es un
ejemplo digno de imitar. También recuerdo algunos rostros tapados con scotch en
las fotos del Gabinete de Frei que don Bernardo guardaba en su casa, una de las
formas que él creó para expresar su rechazo a la conducta de un par de sus ex
colegas de gabinete.
Por último, no hay que olvidar que el verdadero odio que sentían por Eduardo Frei
los tradicionales grupos de la derecha económica y política, el que ya se había
mostrado en una infame campaña destinada a presentarlo como el Kerensky
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Canessa, Julio y Balart, Francisco, Pinochet y la Restauración del Consenso Nacional,
Santiago, 1998, página 147.
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