70
depende de él.” No existe ningún mecanismo jurídico que lo obligue a adoptar esa
determinación” Más adelante, el presidente del PDC se refiere a aquellos que
persiguen declarar la inhabilidad del Presidente de la República y pretender usar
para ello un mecanismo que, a lo menos es dudoso. Agrega: El Senador Bulnes (del
PN) y no yo- expresó Aylwin- calificó en el programa de TV “A esta hora se
improvisa”, como un resquicio del porte de un forado” Luego continúa: A nosotros
no nos entusiasma utilizar las mismas herramientas que le criticamos al Gobierno,
ni mucho menos, caer en el pecado de los resquicios. Por lo demás, el Congreso
Nacional carece de imperio para hacer cumplir un eventual acuerdo de inhabilidad
del Presidente Allende y nada podría ser más desastroso para el sistema
democrático y el prestigio del Parlamento que una medida de tal carácter quedara
en el aire.”(La Prensa, 11 de Septiembre de 1973)
¿Puede alguien suponer que esta es la actitud de un golpista? Estas declaraciones
no pudieron ser leídas por muchos chilenos. A treinta años del golpe las considero
un nuevo elemento que acredita que la Dirección política de la DC, estaba jugada
en una salida democrática, incluso en contra de muchos de sus militantes que,
impulsados a la desesperación por la estrategia y la conducta de la UP, eran más
permeables a la abrumadora campaña de la Derecha.
A fines de Agosto de 1973, Alejandro Rojas se acercó a mi, en la Cámara de
Diputados y me explicó su inquietud por la proximidad del golpe. Lo noté dispuesto
a hacer algo. Sugería que redactáramos una plataforma común, en la que
incluyéramos la publicación de la Reforma Constitucional pendiente sobre las áreas
de la economía, que al mismo tiempo concordáramos en rechazar la maniobra
derechista que quería declarar la inhabilidad de Allende por simple mayoría y
algunos otros temas que ayudaban a desentrabar la situación. Al día siguiente,
recibí la visita del subsecretario General de las Juventudes Comunistas, José Weibel,
actualmente detenido desaparecido. El era el segundo de Gladys Marín, quién me
manifestó que lo que me había planteado Alejandro Rojas no era aceptable para las
Juventudes Comunistas. No recuerdo haber visto posteriormente a Alejandro.
Poco antes del golpe, durante una sesión de la Cámara de Diputados, se sentó a mi
lado, la simpática diputada comunista Mireya Baltra, que provenía del mundo
sindical. Me planteó ¿que podíamos hacer para parar el golpe? Le dije, dile a
Corvalán que hable con Aylwin. Mireya me preguntó, ¿Aceptará Aylwin?.Por
supuesto, contesté, ya que conocía la disposición del Presidente de mi partido. Ella
se levantó, diciendo, voy a conversar con Corvalán. La veo salir de la sala, y
recuerdo que a los diez minutos, Mireya volvió a entrar, se sentó en su lugar y
nunca más hablamos, hasta que nos vimos en algún país de Europa, en su época de
exilio. Le pregunté hace poco, en Chile, si se acordaba y me contestó que no. Es
comprensible. Han pasado casi treinta años. Pero yo, no lo he olvidado.
1...,60,61,62,63,64,65,66,67,68,69 71,72,73,74,75,76,77,78,79,80,...111