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DE LAS ESTRELLAS,
EL AGUA Y LA MEMORIA
Por Antonella Estévez*
L
a más reciente película del realizador Patricio
Guzmán -uno de los documentalistas más re-
levantes a nivel mundial- fue estrenada en el
Festival de Berlín, donde recibió el premio al Me-
jor Guión. “El botón de Nácar” es la segunda parte
de una trilogía que comenzó con “Nostalgia de la
luz” (2010) y como esa película, se mueve desde lo
infinito del universo a reflexiones sobre la existen-
cia humana y su relación con la memoria.
En su documental anterior, Patricio Guzmán pro-
pone un viaje al pasado desde el desierto de Ataca-
ma.“El botón de Nácar”se arma en diálogo con esta
obra anterior y continúa con la pregunta sobre el
pasado, esta vez desde nuestra relación con el agua.
Guzmán se mueve desde el agua que los astróno-
mos han encontrado en lejanas constelaciones has-
ta la larga costa del territorio chileno para situarse
en la Patagonia y en el desafortunado destino de
los pueblos que la habitaron. Desde el testimonio
de los últimos descendientes indígenas del sur, el
realizador construye la historia de estos pueblos,
primero en su habitar en el mar y su poderosa cos-
mogonía, para posteriormente exponer la brutali-
dad de la colonización y el exterminio.
Desde allí, Guzmán teje un puente para hablar de
la vida y la muerte que está presente en el océano y
conecta con los desaparecidos arrojados al mar. De
manera consistente con su cinematografía, Guz-
mán retorna al tema de los Derechos Humanos
y da cuenta de cómo hasta la geografía continúa
reclamando por memoria.
Las impresionantes imágenes de la película son
responsabilidad de la fotografía de Katell Djian
–también presente en “Nostalgia de la Luz”- y tie-
nen un nivel de belleza y riqueza que hacen funda-
mental ver esta película en pantalla grande. Desde
el plano detalle a un trozo de cuarzo del desierto de
Atacama, que tiene más de tres mil años y en don-
de aún se puede distinguir una gota de agua; hasta
impresionantes planos satelitales de los mares del
sur y las poéticas imágenes captadas por los obser-
vatorios astronómicos, logran impresionar
y conmover al espectador. Esto, sumado a
las hermosas composiciones de Miranda y
Tobar, crean los momentos más altos del
filme, que son aquellos en donde la com-
posición visual y sonora no requieren de
palabras para invitar a la reflexión.
Al igual que en “Nostalgia de la Luz” la voz
del realizador es lo que guía este recorrido.
Son sus reflexiones y experiencias las que
van dando sentido a este discurso. Su voz
solemne y pausada nos permite movernos
por el material y entender conexiones que
en otro contexto serían difíciles de hacer.
Este pensar en voz alta de Guzmán se complemen-
ta con testimonios como los de Gabriela Paterito y
Cristina Calderón - sobrevivientes de las etnias pa-
tagónicas-, el historiador Gabriel Salazar y el poeta
Raúl Zurita, entre otros.
Como en anteriores películas, Patricio Guzmán
se hace preguntas de profundo valor y compar-
te con el espectador las conclusiones que ha ido
sacando al respecto. Quizá lo que puede incomo-
dar, especialmente hacia el final de la película, es
el subrayado de su argumento en su propia voz y
en la de otros. Las imágenes que presenta son tan
poderosas que no requieren de énfasis para lograr
que el espectador pueda acompañar su discurso y
construya sus propias reflexiones.
“El botón de Nácar”:
“El Botón
de Nácar”
Dir. Patricio
Guzmán
Documental
2015
CRÍTICA CULTURAL
*Periodista, académica, directora FEMCINE.