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vez frente a frente. El fotógrafo de la

revista Ercilla, Hans Erhmann, captu-

ró el momento. Gracias a él hoy existe

testimonio de este encuentro que Julio

Cortázar sostuvo con los estudiantes

del Instituto Pedagógico, pocos días

después de que Salvador Allende asu-

miera la presidencia de Chile.

“Seguimos comunicándonos por carta,

nos mandábamos regalitos. Cuando se

encontraba con otros chilenos siempre

preguntaba por mí. Esa fue en realidad

la única vez que físicamente nos vimos.

Pero la relación de amistad duró siem-

pre porque él amaba mi poesía y yo lo

admiraba”, explica Cecilia Vicuña.

EN EL TEATRO

DE MATEMÁTICAS

Días antes, Cortázar compró un boleto

de avión para volar desde París a Santia-

go de Chile. “Con lo que pasaba en Chi-

le, no bastaba con mandar uno de esos

cables de

adhesión.En

pocos días arreglé

mi maleta y vine”, explicó sobre esta de-

cisión la tarde que estuvo en el Peda.

El Premio Nacional de Literatura An-

tonio Skármeta fue parte del grupo de

personas que estuvo con el autor argen-

tino en sus días en el país. Recuerda que

el compromiso político del argentino

comenzó a forjarse “en la experiencia

de la rebelión estudiantil del año 68 en

Francia, entonces fue un testigo directo

de eso que marcó a toda América Latina.

Cuando acá se están buscando distintas

vías de progreso político, a Cortázar le

interesó mucho que un candidato mar-

xista fuera elegido democráticamente.

Lo que él quería era dar muestra de in-

terés y de apoyo, por lo que vino por su

cuenta, nadie lo invitó”.

Y llegó. El 3 de noviembre de 1970, a

las seis de la tarde, un hombre de 56

años, muy alto, de ojos intensos y barba

desordenada, se bajó del avión para aso-

marse a una capital revolucionada por

lo que ocurriría al día siguiente en el

“Con lo que pasaba en Chile, no bastaba con

mandar uno de esos cables de adhesión. En pocos

días arreglé mi maleta y vine”, dijo Cortázar.

Cecilia Vicuña y Julio Cortázar. Foto de Hans Erhmann. Gentileza Cecilia Vicuña.