Table of Contents Table of Contents
Previous Page  40 / 56 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 40 / 56 Next Page
Page Background

38

El Paracaídas / Nº 12 / Octubre - Noviembre 2015

El día que logró frustrar un cuarto in-

tento de secuestro en su taller de autos,

Mohamed Taha pensó inmediatamente

en sus hijos, que a esa hora estaban en

el colegio y que constantemente sufrían

en las calles el acoso. Ese día Mohamed

tuvo razón en preocuparse: cuando el

colegio intentó sacar a Ahmad y su her-

mano por la puerta trasera, los espera-

ban hombres armados que comenzaron

un tiroteo con los guardias.

Ahmad tenía entre 12 y 13 años y re-

cuerda vívidamente el miedo que sen-

tía y lo que pasó ese día: “El director

nos agarró, nos metió en una sala y

todos los alumnos nos tiramos al sue-

lo. Uno de la mafia entró a la sala y

agarró a mi hermano para llevárselo.

Forcejeó con el director que estaba

ahí y con otro guardia, y como no al-

canzó a llevarse a mi hermano, le pegó

con la culata del arma en la cabeza y

se arrancó. Ahí ya no me acuerdo más,

porque me desmayé”.

Aunque ambos hermanos salieron ile-

sos, el incidente fue el punto de quie-

bre para la familia Taha. Dejaron todo

atrás y salieron hacia el oeste, donde

esperaban cruzar la frontera hacia Siria.

Pero al no tener pasaportes o naciona-

lidad no pudieron hacerlo y termina-

ron viviendo en una carpa en medio del

desierto en el campamento de Al-Tanf

por dos largos años.

CASAS CON PISCINA

La historia de Ahmad es poco común en

Chile, pero es una realidad cotidiana en

Medio Oriente. En Siria, la situación es

considerada como la peor crisis humani-

taria desde la Segunda Guerra Mundial:

según cifras del Alto Comisionado de las

Naciones Unidas para los Refugiados,

ACNUR, siete millones y medio de per-

sonas se han desplazado internamente en

el país y más de tres millones han debido

abandonar su patria.

La ONU ha recibido sólo el 40 por

ciento del financiamiento necesario

para la mantención y subsistencia en

campamentos, lo que significa que re-

fugiados en países como El Líbano y

Jordania viven con menos de medio

dólar al día. Antonio Guterres, Alto

Comisionado de la ONU para los Re-

fugiados, advirtió que la situación es

insostenible y admitió que no cuen-

tan con las capacidades ni los recursos

para hacerle frente, por lo que ha he-

cho incansables llamados a la comuni-

dad internacional a abrir sus fronteras.

Chile respondió a la convocatoria. En

septiembre de este año, el canciller

Heraldo Muñoz confirmó que el país

abriría sus fronteras a entre 50 y 100

familias sirias.

Según la legislación chilena hay tres for-

mas para que un extranjero pueda llegar

buscando refugio y obtenga protección

de parte del Estado, aunque sólo dos se

aplican en el caso sirio. La primera es a

través de una visa consular, que se pide en

alguna representación chilena en el exte-

rior e implica un permiso de residencia

temporal. Hasta el momento, 277 sirios

han recibido este beneficio y se espera

que este número aumente, ya que el go-

bierno anunció que se flexibi-

lizarán los criterios de entrega

para favorecer a quienes tengan

lazos familiares en Chile.

La segunda vía consiste en

el reasentamiento, que es la

fórmula que se estudia en el

caso de los sirios. Ésta se aplica sólo a

personas que ya son refugiados, que

abandonaron su país y se encuentran

en campamentos de Naciones Unidas.

Generalmente Chile responde a un lla-

mado internacional abriendo una cierta

cantidad de cupos y luego una delega-

ción va a los mismos campamentos a

buscar personas que quieran llegar al

país. Esta opción se utilizó en la falli-

da experiencia con refugiados yugosla-

vos en 1999 y después con muchísimo

más éxito en 2008, en el caso de Ahmad

Taha y los refugiados palestinos.

“Siempre se dice que Chile no tiene una política migratoria. Yo creo que no es cierto, que sí

tiene una y es súper coherente. Lo que pasa es que es una política fascista, segregacionista,

racista, elitista y está consagrada en una ley”, explica Rodrigo Sandoval.