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Nº4 2017 / P.P.
Hoy, nadie sabe con certeza cuáles serán las claves
de su gobierno. La designación de multimillonarios,
ejecutivos y generales en su gabinete y puestos claves
presagia un devenir, por decir lo menos, especial-
mente difícil a nivel interno y de alto riesgo en los
espacios internacionales.
No se trata solamente de que Trump haya ganado una
elección, sino que hay que considerar la magnitud del
rechazo que concita y que mantiene al país dividido y
hasta enfrentado. Una profesora de California aseguró
que se trataba de una elección “terrorista”. Las marchas,
protestas, resistencias, se suceden. Para el 21 de enero
hay convocada una marcha nacional de mujeres en la
ciudad de Washington contra el presidente electo por
sus manifiesta misoginia.
Suposiciones, rumores y trascendidos marcan el curso
de este tiempo transicional. Se dice que no respeta los
protocolos, que durante las reuniones de trabajo no es-
cucha a nadie porque está permanente
tweeteando
de
manera frenética y adicta, que los conflictos de interés
que mantiene son de una dimensión incalculable, que
sus verdaderos asesores son una de sus hijas, Ivanka, y
su yerno.
Desde luego, la situación es crítica. Pero más allá de la
posverdad que demostró la elección estadounidense, lo
que habría que observar es si acaso no podríamos estar
en los inicios del tiempo de la pospolítica. Un tiempo
en el que el proyecto neoliberal se materializa en toda
su dimensión, descarta la política institucional como
eje y transfiere el poder a multimillonarios aliados al
poder militar, produciendo así una ecuación perfecta.
Generales que garantizan el incremento de la industria
de la guerra y multimillonarios que proyectan y ejercen
su extremo narcisismo, desprecian la pluralidad y usan
al Estado para multiplicar sus fortunas.
“Más allá de la posverdad
que demostró la elección
estadounidense, lo que habría
que observar es si acaso no
podríamos estar en los inicios
del tiempo de la pospolítica. Un
tiempo en el que el proyecto
neoliberal se materializa en
toda su dimensión, descarta
la política institucional como
eje y transfiere el poder a
multimillonarios aliados al
poder militar, produciendo así
una ecuación perfecta”.