46
El Paracaídas / Nº 13 / Diciembre 2015 - Enero 2016
que éstos opten por permanecer en el sistema público e incorporar más
médicos generales a la atención primaria. La inyección de dineros al
plan no ha sido menor, aumentando en 80 por ciento sus recursos desde
M$44.468.210 en 2014 a M$80.118.147 en 2015.
Para Kukuljan “esos son números para el 21 de mayo, es una forma de
gobierno cortoplacista, y no estoy diciendo de este gobierno, digo de
los gobiernos, de los políticos en general. No se piensa que este es un
problema que hay que solucionar en diez o veinte años, todo el resto es
un parche”.
El decano considera que parte de la solución tiene que ver globalmente
con la descentralización, para lo cual es clave, además de potenciar los
centros formadores ya existentes, replicarlos en otras regiones del país,
de modo de ir distribuyendo las capacidades y las culturas médicas a lo
largo del territorio. “Un centro donde tú formas especialistas, tienes casi
por definición una calidad de medicina mejor que lo convierte en un
mejor prestador para la población que atiendes”, advierte.
En opinión de Óscar Arteaga es fundamental que se establezca “un
acuerdo social amplio, que trascienda los gobiernos de turno y que im-
plique una alianza de largo plazo entre la autoridad de salud y los centros
formadores, de manera de dotarlos de más capacidades para que generen
mayor cantidad de recursos humanos y se reduzca la brecha”.
Solimano pone otro factor del problema sobre la mesa, asegurando que
este no es un tema “sólo de cuántos, sino de qué especialistas se necesitan
en el país ahora frente a lo que llamamos el cambio en el perfil epide-
miológico, es decir, al cambio en los problemas de salud que afectan a
la población actualmente, que son distintos a los de 20 ó 30 años atrás”.
Coincidentemente con esto, entre las diez subespecialidades con más
brechas en la actualidad en Chile se incluyen la cardiología, la geriatría
y la nutrición y diabetes, revelando un escenario en que el envejecimien-
to de la población y las enfermedades crónicas son protagonistas de las
nuevas prioridades.
Según Solimano, tener una política y un estímulo a la formación de los
especialistas que se requieren y se requerirán en el siglo XXI, propiciar
las condiciones para que se formen más especialistas a nivel de las facul-
tades de medicina de las universidades chilenas, incentivar el ejercicio de
la profesión en regiones y en sitios de menor población y evitar la fuga
de médicos al sector privado, son puntos fundamentales en la política
que se requiere para enfrentar hoy el problema.
“Aun cuando generáramos
condiciones tan espectaculares
como para que todos los
profesionales que están
trabajando como prestadores
privados se vengan al sector
público, la brecha se mantiene
igual; va a mejorar la capacidad
de respuesta, pero aun así será
insuficiente”, dice Óscar Arteaga.