Carmen Gloria Quintana y el pacto de silencio:
A 29 años del “Caso Quemados”, Quintana, la sobreviviente, vuelve a Chile para
enrostrarnos una vez más las deudas del Estado, la derecha y los medios de comunicación
con las víctimas de violaciones a los Derechos Humanos. La actual agregada científica en
Canadá dice que los traumas son colectivos, afectan a generaciones completas, y exige
gestos de reparación que contribuyan a los procesos de duelo.
Por Ana Rodríguez S. / Fotos: Gabriel Del Favero
D
esde su llegada a Chile, los días
se han sucedido intensos para
Carmen Gloria Quintana: las
confesiones del ex conscripto
Fernando Guzmán han revivido sus
traumas y también la frustración de que
gran parte de los chilenos no creyera su
versión por casi tres décadas.
-Es doloroso- admite.
Aunque rescata como positivo que la
declaración de Guzmán develara una
política institucional del Ejército de
“mentir, encubrir, para no asumir su res-
ponsabilidad frente a los tribunales de
una manera muy cobarde”, a Quintana
le cuesta creer que la derecha esté com-
prometida con los Derechos Humanos.
-La derecha, que fue cómplice y par-
te del gobierno, la UDI, RN, avalaron
la tesis de los militares de que yo me
había quemado sola. Que yo había
pateado una bomba, que esto era una
campaña internacional de Veróni-
ca de Negri para difamar al gobierno
de Pinochet. Es bastante poco moral
que todavía estén ahí siendo parte de
la política. Ellos fueron los ideólogos
de la dictadura, había una intención
de instalar un modelo neoliberal. Y no
se escapan ni los empresarios, porque
fueron parte de este modelo. Yo creo
que toda la riqueza de Ponce Lerou y
muchos otros está manchada con san-
gre de toda la gente que murió, desa-
pareció, fue torturada. Ellos nunca han
respondido frente a la justicia.
En este pacto de silencio, dice Quinta-
na, gran responsabilidad tuvo la prensa,
“que eran parte y encubridores de to-
dos estos crímenes y jamás han pagado
su responsabilidad”.
La prensa en esa época fue negligen-
te con las violaciones a los
DD.HH.
¿Existe hoy algún intento de repara-
ción, hay algo más de conciencia?
-Yo no usaría la palabra negligente,
porque negligencia es cuando uno deja
de hacer algo que debería haber hecho,
como no cuidar un niño. Acá había una
política sistemática de difundir una
ideología de que toda la gente que pen-
saba distinto a Pinochet eran huma-
noides que no merecían respeto, que no
eran humanos, por lo tanto eran seres
39
Nº 10 / Agosto 2015 / El Paracaídas
“LA INFORMACIÓN ESTÁ.
MI CASO LO PRUEBA”