OBSTÁCULOS Y
POSIBILIDADES DE
UNA REFORMA
POR CARLOS RUIZ E.
Director del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales
Universidad de Chile
FOTO FELIPE POGA
L
a reforma educacional representa un escena-
rio social y político en el que se enfrentan nu-
merosos intereses, que son a la vez diversos
y contradictorios. Si se toma en consideración esta
realidad, la única posibilidad de avanzar en transfor-
maciones efectivas supondría lidiar, abiertamente,
con ellos. No obstante, esta tarea resulta imposible,
dado que en las últimas décadas los intereses tras la
educación y su negocio han sido convenientemente
encubiertos, concentrándose en grupos que parecen
ajenos al debate público de la reforma.
Sin embargo, aún es posible sostener que la refor-
ma educacional constituye una oportunidad para
reconstruir horizontes para la sociedad chilena -más
allá de los temas estrictamente técnicos a los que se
le intenta reducir- en la medida en que abre, tam-
bién, una oportunidad para reconstruir la política y
el debate público, de manera de superar el creciente
abismo entre Estado y sociedad. El que la reforma
asuma esta fuerza transformadora pasa por, entre
otras cosas, descorrer el velo y transparentar estos in-
tereses. Una tarea no menor, si se considera la actual
crisis de la legitimidad de la política y su debilitada
capacidad para procesar éste y otros conflictos.
El campo de la educación en Chile ha sufrido una
fuerte expansión en las últimas décadas. En la Edu-
cación Superior tal expansión ha estado, abrumado-
ramente, en manos de privados, los que han llegado
a superar el 80% de la matrícula, caracterizada en
su gran mayoría -salvo excepciones contadas- por
una oferta de alto costo y de baja calidad. Las ins-
tituciones estatales y tradicionales han perdido peso
en la matrícula, redundando en un debilitamiento
progresivo de la educación pública.
Al mismo tiempo que ha crecido la matrícula, ha
disminuido el número de instituciones vinculadas a
la Educación Superior privada. Es decir, ha habido
un proceso de concentración que ha ido perfilando
un campo dominado por grandes controladores.
Tal como ocurre en otras áreas de servicios públicos
privatizados, como la salud y las pensiones, dichos
controladores representan intereses de diversa índole,
pero tienen en común la capacidad de incidencia y
presión a la hora de debatir propuestas y tomar deci-
siones políticas. La Educación Superior se encuentra,
de esta manera, controlada por capitales que inclu-
yen desde grupos foráneos como
Laureate
, pasando
por gremios empresariales como la Confederación de
Producción y del Comercio (CPC), hasta la propia
Iglesia Católica. Este nuevo sector privado impone
sus intereses sobre estos nichos mercantiles en expan-
sión, que finalmente están amparados en subsidios
estatales. La forma privilegiada para lograrlo ha sido
colonizar la política estatal y a sus actores, en un curso
que se ha intensificado en plena democracia.
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Dossier / Nº2 2016 / P.P.