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que tendríamos que afrontar en el próximo siglo, casi todos se refirieron a las inequidades
que existen en la Región de las Américas. Algunos señalaron las inequidades en términos
de posibilidades económicas, de recursos materiales. Algunos las veían en términos de la
disponibilidad de establecimientos educacionales. Pero todos los que estaban podían
relacionar lo que hacían y los problemas futuros al tema de la equidad. También he llegado
a la conclusión de que en este ámbito, el éxito quizás reside en el viaje y no en la llegada.
Aunque no es utópico buscar mayor equidad, es absurdo pensar que en nuestra vida, en mi
vida, veremos la equidad como la eliminación de todas las diferencias socialmente injustas.
Sin embargo, nuestros programas técnicos deben tener claro dónde residen las diferencias,
cuáles son sus factores determinantes y cómo pueden reducirse. Así es que en este sentido
estoy de acuerdo con la postura del profesor Wikler de que esta cuarta etapa es la que debe
ocupar gran parte de nuestro pensamiento en las Américas porque, colectivamente, hemos
llegado a la conclusión de que no tiene mucho sentido hablar sobre inequidad en salud si
uno no considera las inequidades en los determinantes de la salud que contribuyen a la
inequidad en los resultados de salud. Es muy posible y es sumamente probable que muchos
de aquellos factores determinantes caerán fuera del ámbito tradicionalmente considerado
dentro de la profesión médica o dentro del sector salud. Pero eso no me preocupa. El hecho
que algunos factores determinantes quizás se consideren fuera de nuestra esfera normal de
acción quiere decir que aunque no tengamos responsabilidad directa sobre ellos, tenemos
la responsabilidad de hacerlos resaltar.
El profesor Wikler también me ha inducido a considerar la relación entre la ética de
la atención y los derechos humanos. Pisomuy suavemente en este campo porqueme preocupa
la prostitución de la noción de los derechos. Tengo dificultad en aceptar muchas de las
cosas que están patrocinándose como derechos. Jonathan Mann y yo, después de discutir,
podíamos concluir que en nuestra área los derechos son aquellos mencionados en la
Declaración de los Estados Unidos sobre los Derechos y Deberes del Hombre. No existe
un derecho a la salud como tal pero hay derecho a aquellas medidas sanitarias y sociales
necesarias para promover y proteger la salud.
Hice énfasis en el enfoque panamericano, pero no trataré de identificar aquí sus
dimensiones éticas. La ayuda mutua entre los países de las Américas tiene un aspecto
humanitario. Sin embargo, señalaría que el panamericanismo no se basa esencialmente en
el humanitarismo, sino en el interés mutuo propio. Pienso que hemos avanzado mucho en
convencer a los países más grandes de nuestro hemisferio que apoyar a los países más
pequeños no es un asunto humanitario, sino un asunto de interés propio. El enfoque
panamericano es muy importante para nuestro trabajo y podemos mostrar muchos ejemplos
de países que colaboran para lograr un cambio en la posibilidad de lograr algunos resultados
concretos en salud.
He tratado de plantearles lo que espero que este Comité logre. Me he referido quizás
demasiado a mi odisea personal para demostrar cómo he llegado a esta fase particular en
mi pensamiento. He planteado muy brevemente los valores que guían nuestro trabajo en la
Organización, y el efecto que tienen en nuestra cooperación técnica. Déjenme repetir lo que
señalé al comienzo y les agradezco el tiempo que nos dedican. Espero que no les parezca
abusivo cuando solicitemos su asesoramiento en forma continua.
Introducción
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