Arte en la Chile
Revista de la Facultad de Artes
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REPORTAJE
de su inauguración el objetivo sigue siendo “apoyar la investi-
gación en la creación de proyectos experimentales de teatro y
danza”, explica Paulina Mellado, directora del Centro de Investi-
gación y Estudios Coreográficos (CIEC) que funciona en aquella
sala ideada para generar un trabajo sistemático en relación a
la creación e investigación en danza y en procesos creativos.
Últimamente ese espacio se ha usado para ensayar, exponer
y estrenar proyectos de CIEC y de los miembros tanto de ese
centro como de la Compañía Pe Mellado, y de esta manera
retribuir “a los intérpretes que han trabajado en nuestras pro-
puestas y a los que no se les paga por ensayo ni por función,
ya que los fondos concursables no dan abasto. Desde 2009
que postulamos año tras año y no ganamos, a pesar de saber
que realizaremos proyectos eficientes en términos de lenguaje
y contenido”, dice la académica del Departamento de Danza.
De hecho, la sala se financia con los sueldos que de manera
independiente obtienen quienes participan de este proyecto.
“Desde nuestra experiencia, los espacios alternativos no se
sustentan, no se gana un sueldo y no se vive de eso si el ob-
jetivo es generar experimentación en el ámbito artístico”, sen-
tencia la profesora Mellado. De allí que para la académica sea
fundamental que se generen nuevas formas de apoyo a la labor
creativa, las que deberían ir más allá de los concursos, sobre
todo cuando se trata de quienes tienen experiencia y están
constantemente reflexionando en torno a su propia práctica.
Una solicitud necesaria cuando el informe
Política de fomen-
to de la Danza 2010-2015
del CNCA señala que el número
de compañías dedicadas a esta disciplina “que cuentan con
algún grado de sustentabilidad en el
tiempo es escaso”, afirmando que el
principal problema “dice relación con
un entorno que se presenta como
frágil e inestable en términos de sus-
tentabilidad, en el que los creadores
tienen grandes dificultades para de-
sarrollar y proyectar su trabajo artísti-
co, y junto con esto, permanecer en
el tiempo”.
El espacio como
herramienta
creativa
“Con la compañía partimos buscan-
do un lugar dónde montar nuestra
obra”, cuenta Bárbara Vera sobre
los inicios de Geografía Teatral (
Af-
ter, Jaula obesa, Terreno en venta
),
Melipilla, Talagante, Isla de Maipo, Pedro Aguirre Cerda, Hue-
churaba, La Granja, Talca, Rancagua, Quilpué y Valparaíso son
algunas de las comunas que han podido recorrer gracias a fon-
dos estatales. “Nos interesa que quien entre a SdC salga con
el deseo de ver más exposiciones y que esa necesidad trans-
forme al arte en un anhelo para su ciudad”, dice su directora.
De acuerdo a la
Guía de las Artes Visuales
que el CNCA
elaboró en 2012, de los cerca de 200 espacios des-
tinados a esta disciplina contabilizados en la publica-
ción, 67 se concentran en la ciudad de Santiago y espe-
cíficamente en comunas como Santiago, Providencia y
Vitacura, duplicando tanto a la Región de Valparaíso como a la
del Biobío, que cuentan con el segundo y tercer lugar, respecti-
vamente, en cantidad de recintos destinados al área.
De allí que para Contreras sea frecuente que en las distintas
comunas en las que ha estado SdC les pregunten si habrán
nuevas muestras o, incluso, si la galería se quedará para siem-
pre. “Hay quienes dicen que a la gente no le gusta el arte con-
temporáneo porque no lo entiende, pero nuestra experiencia
señala lo contrario. Por muy compleja que sea una obra, las
personas igual hacen una lectura de ellas y por lo mismo re-
claman la falta de espacios en sus lugares de origen”, afirma.
Un espacio para la investigación y
creación
La Sala Santa Elena surgió el año 2000 por la necesidad de
contar con un lugar de ensayo propio y permanente. A 15 años