Arte en la Chile - N°11 - page 10

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Arte en la Chile
Revista de la Facultad de Artes
Los caminos de Margot
ENTREVISTA
En su Linares natal aprendió a cantar y bailar. En ese mismo lugar germinó su profundo amor por
las tradiciones populares de este país, las cuales ha recopilado, difundido e interpretado durante
décadas. En su extensa y premiada trayectoria, atesora un lugar importante para la Casa de
Bello, donde realizó parte de su formación y donde dictó sus primeras clases. “Gran parte de
mi vida ha estado directamente enraizada con la Universidad de Chile”, dijo Osvaldo Cádiz a
nombre de Margot Loyola en el reciente homenaje realizado por la Facultad de Artes.
Por Isis Díaz
Fotografías: ”La cueca: danza de la vida y de la muerte”
H
istriónica, carismática y divertida. Así define Carlos Del-
gado a la destacada folclorista chilena, Margot Loyola.
“Escucharla conmueve. Su capacidad interpretativa y
artística es sencillamente abismante”, dice el académico del
Departamento de Danza que tenía 14 años cuando la vio por
primera vez en un escenario y que incluso, siendo ya estudiante
de biología en la Universidad de Chile, se acercó a ella para
asistir como alumno libre a las clases que en esa época dictaba
en la Universidad Católica de Valparaíso.
“Como maestra era de una generosidad maravillosa. Todo lo
que preguntabas era capaz de contestarlo, de averiguarlo.
¡Entregaba todo lo que iba descubriendo!”, recuerda Carlos
Delgado. “Y lo más importante es que ella, en su trayectoria,
fue estructurando una metodología respecto a cómo acercarse
al estudio del canto y de la danza, cómo traspasarlo y ser el
sujeto a través del cual pasa un material que no es propio. Y
asumirse como puente cultural entre una localidad y un público,
esa sabiduría del arte de la tradición, es una propuesta que está
plenamente vigente”, añade.
Y es que con 96 años recién cumplidos, Margot Loyola es due-
ña de una de las trayectorias más destacadas y diversas de la
historia musical chilena, siendo reconocida por su labor como
intérprete, creadora, recopiladora y maestra. Y esta última ac-
tividad comenzó a desarrollarla precisamente en la Universidad
de Chile, cuando en el año 1949 fue invitada por el entonces
Rector Juvenal Hernández a enseñar en las Escuelas de Tem-
porada de esa casa de estudios.
“Don Juvenal la vio bailar cueca en un evento social y le dijo
¿por qué no enseña esto a través de las Escuelas? Y ella le dijo
que no sabía enseñar, que bailaba no más, y entonces don Ju-
venal comenzó a orientarla respecto a cómo enseñar esto que
ella hacía de manera tan natural”, cuenta Carlos Delgado sobre
ese vínculo con las Escuelas de Temporada que se extendió
hasta 1963. “Ininterrumpidamente, durante esos catorce años,
Margot fue parte de los académicos de la Escuelas de Tempo-
radas, que eran académicos de gran nivel”, agrega.
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