Arte en la Chile - N°11 - page 11

Arte en la Chile
Revista de la Facultad de Artes
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ENTREVISTA
en la ceremonia que la Facultad de Artes organizó recientemen-
te para homenajearla.
Para Rodrigo Torres, el ingreso de Margot Loyola a esos espa-
cios académicos aportó en su desarrollo como investigadora,
acentuándose ese interés que “la lleva a viajar permanentemente
para conocer, como ella llama, en fuente viva, estas formas cul-
turales distintas”. Sin embargo, destaca el hecho de que su ca-
pacidad interpretativa “la desarrolló ella misma. Es decir, Margot
Loyola generó una escuela en la que hizo de vaso comunicante
de estas músicas que estaban debajo de la alfombra de la mo-
dernidad chilena. Y esa puesta en valor del mundo popular es
un gesto que sigue siendo completamente vigente y necesario”.
Como explica, es en las Escuelas de Temporada donde Margot
Loyola va a generar su metodología, “su forma de sistemati-
zar una didáctica del acercamiento a estas prácticas musicales
y dancísticas. Y ese gesto, esa forma de trabajar de Margot
Loyola, es también el gesto de otras mujeres que han tenido
la capacidad de empaparse, dialogar y hacerse parte de esos
otros mundos culturales. En ese sentido me parece que cuan-
do se premia a Margot Loyola se premia una trayectoria en ese
campo”, afirma el académico del Departamento de Música y
Sonología.
Y eso es precisamente lo que ha transmitido a los cientos de
estudiantes que se han formado con ella, varios de los cuales
han creado conjuntos de proyección folclórica, haciéndose car-
go de buscar repertorios y trasladar prácticas culturales popu-
lares a distintos escenarios. “Es importante que se reconozca
en vida la huella que Margot Loyola ha dejado en el estudio
y difusión de la cultura tradicional en Chile a casi 20 años de
haber recibido el Premio Nacional de Artes Musicales. Es una
huella que ha dejado en muchas y muchos para que continue-
mos una labor de estudio de la cultura tradicional”, concluye
Carlos Delgado.
Sus inicios en la Universidad
de Chile
Siendo una niña, Margot Loyola (Linares, 1918) inició sus es-
tudios de piano en su ciudad natal, continuándolos, una vez
que se radicó en Santiago, con Flora Guerra. Como cuenta el
académico del Departamento de Danza, fue “ella quien la pre-
sentó para que audicionara para el ciclo básico del Conserva-
torio Nacional de Música, donde finalmente cursó el vespertino
en la época en que don Armando Carvajal era director. Ése
fue su primer acercamiento a la Universidad de Chile, a través
del Conservatorio y de sus estudios de música, teoría, solfeo y
piano, estos últimos, con Elisa Gayán”.
Paralelo a ello, Margot Loyola solía presentarse con el dúo
Las
Hermanas Loyola
que tenía junto a su hermana Estela, inter-
pretando tonadas tradicionales en distintos escenarios. Fue en
ese contexto que su trabajo llegó a oídos de Carlos Isamitt,
compositor e investigador que tras escucharlas las invitó al Ins-
tituto de Investigaciones Musicales de la Universidad de Chile
para formar parte, poco tiempo después, de lo que sería la an-
tología discográfica
Aires folclóricos y tradicionales de Chile
.
“Ellas cantaban muy bien porque se asimilaron a una tra-
dición muy potente que existe en Chile: el canto de las mu-
jeres, las cantoras, que viene del siglo XIX”, cuenta Rodrigo
Torres, académico del Departamento de Música y Sonología,
quien explica que lo que en esa época buscaban los miem-
bros del Instituto de Investigaciones Musicales “era tratar de
ingresar el folclore al espacio de la institución musical que en
ese momento se estaba formando”. Añade que la labor de-
sarrollada al alero de ese espacio se tradujo, entre otras co-
sas, en conciertos y en esa antología de 1944 en la que
Las hermanas Loyola tuvieron una destacada participación.
“Fueron protagonistas. Es decir, la mitad de las canciones están
interpretadas por ellas”, cuenta el académico, quien además
señala que esta iniciativa tuvo “un carácter fundacional de cons-
trucción de la cultura nacional desde el Estado”. Es a través de
este proyecto que Margot Loyola “ingresó al mundo académico,
desligándose en parte de esas otras actividades en las que es-
taba participando aunque nunca completamente, porque como
dúo seguían funcionando en el circuito de artistas del folclore,
donde tenían actividades permanentes”, dice Rodrigo Torres.
La Escuela de Margot Loyola
Tras la participación de
Las hermanas Loyola
en la antología
Aires tradicionales y folclóricos de Chile
, “Margot establece
un contacto con el Instituto de Investigaciones Musicales de
toda una vida. Sin ir más lejos, al fallecer el compositor Pablo
Garrido, deja todo su archivo en manos de Margot, quien lo
toma completo y lo entrega al Instituto, a la Facultad de Artes”,
recordó Osvaldo Cádiz, folclorista y compañero de esta artista,
Fotografía:Conjunto Palomar
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