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ser de izquierda, aunque mi familia no era de izquierda. Ellos generalmente votan por la

derecha. Yo creo que a mí me determinó la influencia de los profes en el colegio, que eran

todos medios comunistas”, explica.

2011 fue el año en que las cosas dieron un

giro.En

pleno gobierno de Sebastián Piñera, las mo-

vilizaciones estudiantiles iban en alza y ahí “empecé ir a los plenos, a cachar cómo funcionaban,

la cosa estaba muy

prendida.Me

gustaba harto el Pancho Figueroa, que era el vicepresidente de

la FECh, era algo muy de guata.Una vez hablé con él y me mandó información, de ahí empecé

a militar en la Izquierda Autónoma. Y ahí sí que me metí de lleno”.

A fines de ese año fue la primera vez que Camila postuló a un cargo. Ganó y se convirtió en

Consejera FECh con la primera mayoría. Luego en Delegada del Centro de Estudiantes

del INAP, Senadora Universitaria, y el 11 de noviembre pasado, en la quinta mujer en ser

electa presidenta de la FECh, la tercera autonomista y la primera estudiante del INAP en

llegar a este cargo. “Me hicieron un homenaje en la

escuela.Me

regalaron como un galvano

que dice ‘por su gran logro, ser la primera presidenta de la FECh’. Hay una responsabilidad

enorme ahí”, dice, y se pone muy seria.

SALIR A GANAR

22 de diciembre. Quedan dos días para Navidad y mientras en el Congreso se vota la ley

corta que permitirá dar inicio a la gratuidad en 2016, la nueva presidenta de la FECh lidera

la primera movilización de su mandato. Hay molestia entre los estudiantes por el rumbo

que ha tomado el inicio legislativo de la reforma. Camila Rojas habla ante una docena de

periodistas apostados en la Facultad de Artes:

“Les agradecemos que hayan venido a esta conferencia de prensa antes de la movilización.

Nos interesa poder comentar respecto a la situación que a esta hora está ocurriendo en

educación, principalmente una discusión que se ha enfocado en el tema presupuestario”.

Rojas se sabe el discurso, vuelve enfática sobre algunas ideas, repite, responde, no titubea

frente a las cámaras.

Camila Rojas sabe que no llegó a la FECh en el momento más alto de las movilizaciones.

“Hay desgaste, son muchos años de movilización. Y cuando no ganas nada eso se hace más

evidente. Pero yo creo que todavía hay ganas de que se logre algo”.

Tiene fe. Insiste en que “igual se sigue sacando mucha gente a las calles, el malestar está

ahí, nadie está contento con la reforma y eso es lo que hay que aprovechar, pero yo no vengo

con la fórmula mágica. Sí sé que llevamos mucho tiempo en resistencia, creo que la apuesta

ahora es tomar la ofensiva, es ganar”.

Y eso, para la nueva presidenta de la FECh, es básicamente salir de este proceso logrando el

fortalecimiento de la educación pública: “Si existieran aportes basales para las instituciones y

existiera un aumento en el tiempo de la matrícula de las universidades públicas, estaría cam-

biando el sentido de la educación. O si dejara de existir el Aporte Fiscal Indirecto o se con-

donara la deuda de toda la gente que ha estado con créditos, eso también es ganar”, advierte.

“La discusión de los estatutos

ha estado centrada sólo en

la triestamentalidad, si hay

cogobierno universitario o no,

pero la reforma de estatutos es

más que eso. Creo que hay una

resistencia al cambio”, asegura.