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“Trabajábamos todos los días y fines de semana. No descansábamos. Estudiábamos, pero
entremedio del estudio hacíamos un dibujito y ese dibujito se convertía en algo y salía a rodar.
Conversábamos con los profes, los funcionarios, los integrábamos. La verdad es que fue un
movimiento estudiantil en medio de un oscurantismo, que fue real”, dice Remis Ramos.