Mara, afirma que para ellos como DEP su caso “fue algo nuevo,
un desafío”. No conocían los aspectos legales en torno al uso de
su nombre social, no había antecedentes previos ni información
al respecto. “Institucionalmente la Universidad de Chile no se
había planteado esto antes. Esto será un aprendizaje para todos
nosotros”, afirma.
El DEP investigó y evaluó la mejor forma de asignar una prác-
tica a Mara y decidieron trabajar con el Liceo Experimental
Manuel de Salas, donde finalmente pudo realizar su práctica
de observación con la identidad de género que decidió asumir.
Frente a los estudiantes pudo presentarse como Mara Villarroel.
El Coordinador Académico de la carrera de Pedagogía en
Educación Media con Mención, profesor Bernardo González,
también considera que tener a Mara como estudiante es una
oportunidad para el DEP de reafirmar el enfoque de “identi-
dad docente” que desarrollan en la formación de profesores,
donde no se busca neutralizar los rasgos identitarios, acabando
con la falsa neutralidad del profesor en el aula. González ex-
plica que para él es muy importante la capacidad de empode-
rarse políticamente, de reflexionar “en qué sociedad se enfoca
el profesor para generar espacios de transformación en el otro”.
La Directora de la Oficina de Igualdad de Oportunidades
de Género de la Vicerrectoría de Extensión y Comunica-
ciones, Carmen Andrade, reconoce que la Universidad de
Chile, como institución pública y estatal, debería hacerse
presente en el debate de estos temas, y también “hacerse
cargo” y asumirlos como prioritarios dentro de la comuni-
dad universitaria.
“Los transexuales o las personas que tienen orientaciones
sexuales distintas a las hegemónicas también son sujetos de
discriminaciones y exclusiones de las que la Universidad tie-
ne que hacerse cargo. No solo con un discurso de apertura,
que está instalado en la Universidad, sino más bien hacerse
la pregunta de cómo esa mirada amplia, abierta y tolerante
se traduce en los cotidianos dentro de la Universidad, y ahí
me parece que estamos al debe”, sostiene Carmen Andrade.
Como en todas las mal llamadas minorías, las diferencias de cla-
se profundizan las desigualdades y agudizan las violencias, algo
que tiene muy claro la activista travesti Claudia Rodríguez. La
exclusión de las travestis del sistema educacional, dice, les impi-
de construir la defensa de quienes son, “que podamos elaborar
discursos para defendernos con legitimidad, con nuestra propia
voz, nosotras diciendo lo que es para nosotras estar en el mundo.
Aunque no lo imaginemos, aunque ni siquiera lo podamos en-
tender, el no saber leer ni escribir nos convierte en cuerpos para
ser odiadas”, concluye.
Mara ha asumido un rol activo en la defensa de sus derechos y
los de todos y todas las trans. Franco Fuica reconoce que hay po-
cas mujeres transgénero que se visibilizan y asumen un activismo,
porque “ser hombre es más fácil siempre”, pero tiene sus espe-
ranzas puestas en que Mara será un ejemplo para muchas otras.
Desde que ella lanzó el libro de poemasTrópicoMío,en la misma
Facultad de Filosofía y Humanidades en abril, se ha posicionado
en la escena como “escritora trans”, ha sido contactada para dar
diversas entrevistas y lo usa de forma estratégica.
El poemario de Mara no solo aborda un proceso trans de
formación de identidad, también involucra distintos proce-
sos de identidades ambiguas. Al hablar de su libro sonríe
más que nunca. En el fondo, todo el activismo que ha asu-
mido como mujer trans busca que a ella no la entrevisten por
ser una escritora transexual sino por el mérito de su obra,
pero Mara es generosa incluso en sus metáforas. “Es bas-
tante pretenciosa la propuesta del libro, pero a la vez muy
íntima, por eso el juego con el Mío en el título. Cuando yo
digo Trópico Mío, es mío porque soy la autora, pero cuando
tú dices Trópico Mío también es tuyo, es tu trópico, y ahí nos
volvemos en común en nuestro trópico”, dice cómplice.
FICHA
TRÓPICO MÍO
MARA RITA
MAGO EDITORES
2015
15
Nº 8 junio 2015 / El Paracaídas