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Nº 8 junio 2015 / El Paracaídas

pampa es la construcción cultural y social del desierto, por lo

tanto la pampa se transformó en un lugar no sólo habitable,

sino que además, querible”. Se trata de un mundo urbano

en el desierto, locación que tiene una belleza especial, según

González, quien ha disfrutado de los amaneceres y atardece-

res en ese lugar.

Pero no sólo es un lugar de sociabilidad. Es desde los encla-

ves de la pampa salitrera donde surgen movilizaciones que han

marcado la historia del movimiento social hasta nuestros días.

-Hay un acto de revelación en el desierto en términos de que

este espacio supuestamente vacío, que es sólo para personas

que están en tránsito, se transforma en un espacio que acoge

y desde donde es posible construir un pensamiento. Entonces

cómo uno puede explicar que en un espacio tan inhóspito,

que es agresivo incluso, hayan surgido movimientos sociales,

hayan surgido culturas emancipadoras, como las reivindica-

ciones obreras- dice González sobre episodios como el del

movimiento obrero que tiene como página central la cruenta

matanza de la Escuela Santa María de Iquique.

Lo interesante, dice González, es que ese hito dejó de ser sólo

un recuerdo a escala local, para transformarse en una memo-

ria nacional. “Y creo que incluso más allá de lo nacional, por-

que tenemos que destacar que la masacre de la Escuela Santa

María también afecta a peruanos, bolivianos, argentinos y a

otros, entonces les pertenece a todos”.

Uno de los aspectos más complejos de las relaciones con los

países vecinos, con los que estamos vinculados culturalmen-

te y con quienes nos unen episodios como el de la matanza,

tiene que ver con la demanda marítima de Bolivia. Usted

planteó que una solución debe pasar por una salida sin sobe-

ranía al mar, ¿por qué?

-Hay que considerar que estamos en el siglo XXI, y por lo

mismo creo que las demandas que surgen a raíz de un litigio

que aconteció en el siglo XIX, no tienen que salir de criterios

propios del siglo XIX. La solución debiera ser funcional y no

necesariamente tiene que ser con una anexión territorial. Me

parece inviable porque los territorios no son espacios vacíos,

por tanto cuando se anexa un territorio a otro país no se está

anexando solo un territorio, se está anexando a sus personas.

El territorio está construido social y culturalmente, y por lo

tanto cuando se pensó en una franja en el norte de Arica, la

pregunta es qué va a suceder con la comunidad de Visviri. No

basta con que las personas las trasladen de un lugar a otro,

porque ese lugar es su lugar, esos cerros son sus cerros. Hay

una interpretación simbólica de ese territorio.

Creo que ya no es factible pensar en una fragmentación del

territorio, pero sí es factible en cambio aumentar la integra-

ción con Bolivia y con todos los países latinoamericanos y

esa integración va a resolver este tipo de problemas del siglo

XIX. Tenemos que ser más creativos para ir pensando cómo

Bolivia puede tener un acceso al mar, por ejemplo, mejoran-

do los ferrocarriles, las carreteras, el acceso de las personas al

océano, la posibilidad también de que empresas bolivianas

en alianza con empresas chilenas desarrollen actividades en

zonas costeras, etcétera.

También dijo que rehabilitar las relaciones diplomáticas

pasa por superar las pretensiones de algunos grupos de po-

der que atochan la fluidez del vínculo.

-Creo que el subdesarrollo boliviano no se explica por el tema

de la mediterraneidad. Eso me parece no solo absurdo sino

que tendencioso. Hay grupos interesados en mantener vivo

ese argumento porque los exculpa de sus responsabilidades

respecto del desarrollo de Bolivia.

En el caso de Chile también hay grupos que ensalzan su na-

cionalismo, que tienen una visión despectiva hacia Bolivia y

eso sin duda que les interesa seguir preservándolo. Parece ser

que siempre miramos a Bolivia como el vecino que nos inco-

moda, y Bolivia es un país absolutamente clave. Hay una vi-

sión geopolítica errónea en Chile. Entonces para el bienestar

de ambos países tienen que estar más integrados.

Otro de los puntos que usted planteó en La Moneda al reci-

bir el Premio Nacional el 2014 tiene que ver con el abandono

“La lógica mercantil en que el mercado se transforma en el

gran asignador de todo, incluso de los beneficios laborales,

me parece que se llegó a un extremo”.