24
El Paracaídas / Nº 6 abril 2015
“M
e parece que
la tarea más
impo r t a n t e
de un país es
la educación”,
dice Humberto Maturana (1928). Des-
de el útero y hasta los cinco años, explica,
los niños van a aprender a relacionarse,
a respetarse a ellos y a los otros, además
de adquirir “el saber que pueden decir sí
o no desde ellos, es decir, actuar desde
la autonomía, y que en algún momento
puedan decir ‘esto no se hace’”.
No se trata de pedirles que actúen como
adultos, especi"ca, sino de aprender
elementos éticos que no van a adquirir
de otra manera. Es un aprendizaje que
corre para todos, sin selección.
-Porque la ética tiene que ver con el
respeto, con el cuidarse, con la rela-
ción materno y paterno infantil, es el
espacio donde surgen como personas
dignas y respetables. No se trata de que
hablen de eso, se trata de que sientan
eso y puedan decir, “no, eso no se hace”.
¿En ese sentido, qué importancia le da
a la equidad en el acceso a la educación?
-Fundamental. Porque si no estamos
inmersos en una discriminación inicial.
Cuando en Chile fue creada la Ley de
Educación Primaria Obligatoria había
una intención, que era dar una forma-
ción básica fundamental a todos los ni-
ños de Chile que les permitiese actuar
como buenos ciudadanos y aprender
desde ahí para arriba todo, lo que fuese,
sin discriminación social.
Sobre esta discriminación inicial, ¿qué
le parece la selección en los colegios?
-Se plantea el tema de la selección (en
la reforma educacional) porque se ve
que es discriminatorio. Si no hubiese
discriminación no aparecería el tema.
Esto de tener colegios de excelencia,
por ejemplo. A mí me parece que no
debe haber colegios de excelencia, por-
que ya estoy haciendo una discrimina-
ción. Todos los colegios deben hacer
lo que corresponde en la formación de
niños como ciudadanos. Entonces yo
pienso que la discriminación es una fa-
lla nuestra como educadores.
Esto de los liceos emblemáticos, que
les llaman.
-No estoy de acuerdo con eso. Lo que
pasa es que si digo que hay liceos em-
blemáticos quiere decir que hay otros
que no son. Que son inferiores. Todos
los colegios deben ser excelentes en el
sentido de que hacen lo que hacen de
manera seria y responsable. Que todos
hagan lo que tienen que hacer. Y lo
que tienen que hacer es acoger a los
niños y llevarlos a sentirse parte de
una comunidad y aprender cosas no
que les van a ser útiles después, sino
que les van a ser útiles ahora en el ir
creando responsabilidad ciudadana.
En los colegios particulares la selec-
ción se da de manera mucho más bru-
tal. Hay involucrados psicólogos que
son un poco cómplices de estos proce-
sos, donde evalúan a niños pequeños y
determinan si son “aptos”para estar en
determinado colegio.
-Eso es peor todavía, porque ya no es
selección comparativa, sino que selec-
ción en función de una cierta imagen
de futuro. Todos los niños son inteli-
gentes. La inteligencia no es un don
especial: si existen en el lenguaje, si no
han tenido enfermedades del sistema
nervioso, si no han sido abusados ni
maltratados, todos son igualmente
inteligentes. El problema de la edu-
cación no es sobre la inteligencia, es
sobre la emoción. Es la discrimina-
ción. Es que tengo que preocuparme
solamente de los mejores de modo
que los que me parece que son peores
los abandono y quedan atrapados en
un retraso irrecuperable.
“Hablan de la selección
como si fuese una
cosa positiva, pero lo
central de la selección
es lo negativo, es lo
que niego, bajo una
cierta idea de que estoy
escogiendo lo mejor.
¿Con respecto a qué?”